Tenemos cosas dentro del pecho que tienen que salir. Sí, es verdad que no todas las personas permiten que salgan las palabras que intentan describir nuestros sentimientos o emociones. Por otro lado, hay quienes lo hacen y no se sienten satisfechos con el resultado -como si los estados fenoménicos fueran reales y esto fuera un argumento a su favor. En este último conjunto, también se encuentran quienes escriben sus pensamientos y no tienen reparos en llamar a esas líneas "poesía". No todo lloriqueo, creencia, descripción o pensar es poesía.
Aquí es donde se me exige argumentar mi última oración del párrafo anterior. O al menos donde se supone -porque así lo dictaría el canon- que debería justificar tales palabras. Pero no, desde ahora puedes detenerte a leer esto, porque no habrá ninguna justificación, no leerás premisas ni conclusión. No voy a decir que podemos tener un tesis fuerte o débil de lo que entenderíamos por "poesía".
Si quitáramos los nombres de los escritores de sus obras, ¿juzgaríamos diferente el resultado de sus líneas? Sí. Basta sólo escuchar un apellido o nombre famoso, y de antemano pensamos que nos va a gustar o que por fin leeremos algo bueno. Esto es falso. ¿Por qué tener en el pedestal a los nombres? Claro, habrá nombres paradigmáticos. Pasa como en el futbol (de antemano, dicen "futbol" y los puristas se asustan), podemos discutir quién es un buen delantero y qué características debe tener, ¿quién es mejor, Pelé o Maradona? ¿Messi o Cristiano Ronaldo? Quizá sea difícil, pero sabemos que en realidad hay un Pelé o un Messi.
Lo que tú escribes no es poesía. Cuando yo jugaba no era un Messi. Jugué para divertirme, porque podía y porque me gustaba hacer tonterías en un campo. Tú te convences de que esas líneas son una obra de arte. No, sólo tienes cosas en la cabeza -como todos- y escribes -como todos. En realidad no hay nada especial en tus palabras: como tampoco había nada especial en mi juego -a pesar de que varias veces hice ganar a mis equipos y arrancaba sonrisas con mis tonterías. Es doloroso ver pensar a algunas personas. También es doloroso saber que alguien vive engañado. Una pluma puede ser inútil para alguien y esto no tiene porqué asustarnos. Un balón puede ser inútil en mis pies, y no hay temor ahí.
Consuelo: la gente gritó mis goles -o la gente se enojó con mis líneas.
Segundo consuelo: tus líneas tienen un tinte terapéutico. Aprovecha.
M. Téllez.