lunes, 29 de junio de 2015

Pasamos

Pasamos respirando y preguntándonos en ocasiones por qué es que lo hacemos. Alzamos la vista y estamos solos, aunque haya un cuerpo contigo, podrías estar solo. Hoy, y desde hace años, es sabido que un cuerpo a tu lado no implica compañía. Hemos hecho sagrada a la compañía. ¿De dónde proviene ese sentimiento? ¿Por qué sentimos que ocupamos una presencia que sepamos nos levantará cuando hayamos caído? ¿Por qué queremos estar tan seguros de ello? Le tenemos miedo tanto a la soledad como al dolor en sí mismo. Y si no es miedo, al menos lo tratamos de evitar. Nos lastima la soledad. Nos lastima saber que aunque alguien esté, no nos brinde lo que buscamos. Es claro que estas líneas no encajan para aquellos que buscan placeres vanos, para aquellos que a diario se quejan porque no tienen pareja, porque no tienen relaciones coitales y se aburren de la masturbación, o para aquellos que creen que beber sólo porque sí es divertido. Para esas personas no tiene caso escribir, dales una botella y las harás felices -porque ellos creen que así es-, dales dinero para pagar servicios de una prostituta y estarán satisfechos. 
Nosotros nos hacemos preguntas. Concretamos planes y aún así nos hacemos preguntas. Es una lucha incesante. Se derrama tinta, se acaban los bolígrafos y nada nos convence. Y tal vez así moriremos. Ves gente contenta y no te causa envidia su felicidad, sino que cuestionas por qué ella no se hace preguntas. Y salta la pregunta, ¿si se cuestionará se le borraría esa sonrisa del rostro? Es una lucha incesante. Con nosotros mismos. El problema somos nosotros mismos. 

M. Téllez. 

domingo, 7 de junio de 2015

Se nos va

Se nos va

Ya no habrá casa en la que podamos departir. Se nos está yendo. Ya no viajaremos al sur, menos al norte. No te escucharé cuando me quieras leer acerca de tus revoluciones: porque ni siquiera me podrás leer. No escucharás mi defensa de corte liberal igualitario respecto a las instituciones que son parte de la estructura básica de la sociedad. Ya no nos escucharemos.
  Se nos está yendo. ¿Por qué? Quién sabe. Aunque, insisto en que tienes cosas por resolver. Crees que ya lo hiciste y no es así. Crees que estás de pie, pero insisto en que te arrastras. Piensas que todo va bien, soy necio y te digo que estás mal. Problema de auto-conocimiento- me digo. Pero tú no conoces los ídolos de Bacon. Tú no escuchas a la gente sin querer opinar, te molestas como señora y tu voz confirma tu sordez ennegrecida por los ídolos. 
  Ya no habrá nada. Todo fue un error- pienso. Hay gente que no está para escuchar ciertos consejos, por varias razones. Hay gente que no sabe actuar de manera razonable, y es que no le gusta esforzarse. Piensan que si lo hacen están buscando la satisfacción del otro. La objeción se puede dar, porque no necesariamente es así. La objeción puede matizar el punto: darle satisfacción a otro no necesariamente tiene una carga negativa, de hecho debemos entender -nos dicen algunos filósofos griegos, como Aristóteles- que la dicha del otro nos interesa. Y en este caso, no sé qué pasa. No te quieres suavizar. Tal vez me tienes miedo, y haces bien. Aunque mientes. No es cierto que te hago sentir y poder ser como en otros sitios no puedes. A menos que tu andar sea así, perdido, con enojos de señora, con fastidios de adulto mayor, con estrés de jovencito incomprendido. Mejor me voy. Para que ya no haya nada. 
  Se nos está yendo. Pienso que llevo razón, porque no soy imbécil. Sí arrogante, pero no imbécil. En algún momento todos se dan cuenta. No perderé la confianza en que lo logres, pero ya se nos habrá ido. Ya no estaré. 

M. Téllez. 

viernes, 5 de junio de 2015

Tus líneas en sonidos

Tus líneas en sonidos

Tavish y yo entramos al bar. Un sujeto alto y fuerte nos revisó antes de que ingresáramos. Tavish fingió una llamada, llevaba en su mochila una botella. Ya estábamos un poco ebrios. Lo esperé unos segundos ya adentro del bar. Tavish se deshizo de la botella -que ya estaba vacía- y entró. Elegimos mesa. Nos atendió una mesera. No era joven, tampoco se veía muy adulta. Me quedé mirando algo sin observar bien, lo hice porque estaba pensando. Sentí' que la mesera me miraba, luego entendí que Tavish ya iba a ordenar bebidas. Pedimos un momento para deliberar. Será absenta. Miré a la mesera de lejos. Me llamó la atención su piel: delgada, suave, atractiva, pero yo ya estaba ebrio. Tal vez es el alcohol. Regresó a tomarnos la orden. Podré estar ebrio, pero mis sentidos -en este punto aún- no mienten tanto. ¿Qué hará en este lugar esa mujer, además de ganarse la vida? ¿Entenderá que los hombres con los que trabaja la miran con un deseo que finalmente no es del todo un deseo romántico? Qué carajo, es mayor que yo. Debe saber de sobra. Encienden nuestras bebidas, y no es metáfora. Desconfío. Me acerco la copa a la nariz, en efecto, absenta. Se toma prendida- rememoro el consejo de la mesera. Vuelvo a encender el líquido, bebo. Quema como alcohol, quema como fuego. Despierto. Siento calor en mis mejillas. Doy otro sorbo y aniquilo el fuego en mi boca. Tranquilo, profe - me dice Tavish. ¿Qué pensará esa mujer de piel suave y atractiva? Si estuviera más ebrio y llevara dinero, la invitaría a un cuarto, al diablo. O tal vez le inventaría unas líneas con contenido que pueda entender pero con conceptos que le parezcan difíciles. Seducción. Es el alcohol. Sea el alcohol, siento que debo escribirle. Saco una hoja y bolígrafo. Esbozo una frase de cereal, pero concluyo que si ella no es simple, podrá encontrar matices que destruyan lo soso de la frase: El tiempo es relativo. En seguida surgen más ideas, frases cortas, tajantes, con cuestiones implícitas y afirmaciones implícitas: ¿será el alcohol? Termino de redactar. Tavish me indica que es hora de irnos. Le hago caso. Él camina delante de mí, yo busco a la mesera. Está a unos pasos, se cruzará en mi caminar. Hola, escribí una nota para ti. Quédatela. - le digo. Gracias. Hasta luego- me responde. 
 Encuentra los matices donde quiera que estés hoy. 

M. Téllez.

Consenso mundial

Consenso mundial

La gente desolada. Ya sabían de qué se trataba el final. Los líderes entendieron que sus delitos eran más que obvios, y si se detuvieron fue porque también entendían de qué se trataba el final. 
  Lo hablaron. Nadie contra nadie. Ayudar si quieres. Si matas, desatas a las bestias. Morir por tus medios. Morir porque eso es el final. Sin leyes, sin trabajo, sin sueños ya. 

Un consenso mundial. Viaja si crees que tiene sentido gastar energías. Siempre fuimos un accidente. Ya todos lo sabemos. 

M. Téllez.

martes, 2 de junio de 2015

Seremos

Seremos

Aunque no estés
las cosas comienzan a flotar en mi interior,
algunos órganos se comprimen,
mis ojos dejan de observar,
te están buscando y no es en el exterior.
Me cuesta trabajo respirar,
mis ideas están dispersas,
también están deseosas,
anhelan tocarte también.

Me siento abrumado,
envuelto,
quizás encerrado pero con fuerzas,
es la jaula del deseo.
Perdería las llaves del cerrojo
sólo si estuvieras aquí.
Que nos queme el metal de la jaula
nosotros conduciremos calor
nosotros podemos crear.
Que una gota de sudor caiga
en la base de la jaula
y pronto evaporará
sólo si estás aquí.

Podríamos pisar el césped húmedo
con los pies descalzos,
podríamos correr sin fatigarnos
para de todos modos tropezar
y no nos dolería.
No nos dolería.


Caminaremos buscando la lluvia
como aquella tarde de julio,
te sujetaré de la cintura y te diré cuánto me gustas,
las gotas te susurrarán que no miento
que te deseo tanto como el número de ellas.


Buscaremos cobijo en un árbol,
nosotros no somos el factor
pero nuestras prendas no tolerarían las gotas.
Observaré cómo arreglas tus cabellos,
veré el brillo de tu cuello,
una gota se deslizará
y me mostrará un camino.
Un camino que querré recorrer.


No tendremos que decidir a dónde más ir
nuestras piernas nos conducirán
nuestros latidos les dirán por dónde pisar
nuestras manos estarán enlazadas
tal vez vayamos de prisa y ninguno quedará atrás.

Buscaré tus ojos en la oscuridad con mi mirada,
tendré los pies sujetados al suelo,
no quisiera perderme en un espacio extraño
no sin saber que estarás conmigo.
Recorreré tu cuerpo buscando un sitio apropiado,
como cuando acaricias un mapa queriendo encontrar la dirección correcta,
entenderé que eres perfecta y que no hay un sitio adecuado,
todos serán idóneos.
En todos lados querré estar.
Empezaré a flotar y tú lo sentirás,
cada parte de mí será independiente,
cada parte de ti lo sabrá,
mis ideas se esparcirán como neblina,
sabrás quién soy detrás de todo,
tú lo sentirás.
Me desvaneceré lentamente,
sin apartarme ni un momento de tus ideas,
me sabré vencido y querré seguir perdiendo.
Mis labios te venerarán,
algo en mí te creerá belleza absoluta
y entonces el vértigo estará ahí
pero intentaré luchar contra él
sólo para seguir venerándote.

Tan sólo para decir que he seguido amándote.

Te llevaré al amanecer con un color,
sabrás que no es un sueño porque nunca un sueño podría ser así.
Seremos tú y yo.
Sí.
Seremos tú y yo.

M. Téllez.