domingo, 27 de marzo de 2016
viernes, 25 de marzo de 2016
Caminar
Te invito a caminar conmigo.
Lo primero que pensé al invitarte fue si aceptarías, luego me dio igual. Me dijiste que sí. Enseguida pensé en algunas calles dignas de ser pisadas por mí y adecuadas para verlas juntos, también me dio igual después. La inseguridad me pasó por más segundos en la mente, pero no inseguridad mía, sino en las calles. ¿Cómo es que ya no podemos caminar sin temor en ciertos lugares? Claro, yo podría contarte de la inseguridad para que sintieras temor y entonces yo me haría el fuerte, así te sentirías segura conmigo. Pero, ¿eso qué? No se trata de un juego, la implicación es terriblemente cierta: no podemos estar tranquilos.
Caminaría contigo porque me siento solo, y te lo diría. Hace un tiempo no me pasaba la idea de la soledad, hoy aparece algunas veces pero sigue sin aterrarme tanto. Sólo brota la duda de cuántas personas no están con alguien sólo para evitar la soledad. Por eso te diría el motivo de mi andar contigo, para que no formes parte de esas filas. Sí, soy generoso.
Notarás, cuando estemos caminando, que nadie más te hizo -ni te hará- preguntas precisas como las mías. Sabrás lo que es realmente que alguien pregunte por ti, y preguntar por ti no es ¿cómo estás? Eso será un problema, pues creerás que me interesas, y no es así. También te lo diré. De nuevo soy generoso. Sólo quedará claro que lo de los demás es sentimentalismo barato, ese que consigues en cualquier lado si le sonríes a quien sea.
Te preguntaré si quieres que nos detengamos y tomemos asiento. Quizás cuente algo de mí, si es que no tengo pereza, o quizás te diga que mirar al cielo, hoy día, es absurdo. Te lo explicaré y, de nuevo, escucharás motivos que antes no habías oído. No es que te esté revelando la verdad, pero bromearé diciéndote que lo hago. A lo mejor me crees.
Como muchas cosas, vendrá la despedida. Estaremos satisfechos. Yo no me querré ir, y la razón no es que desee quedarme contigo, sino que por unos momentos me sentí más o menos humano. También te lo diré y es probable que no lo entiendas, es normal. Todos están acostumbrados a ver cuerpos que lloriquean y que en lugar de ir al psicólogo o de callarse hasta que hagan algo medianamente interesante, cuentan sus creencias con una seguridad e intensidad digna de una mentira infantil. Eso es propio de lo humano y es algo que en instantes -porque quise- te compartí caminando.
M. Téllez.
miércoles, 23 de marzo de 2016
El alcohol no borra
Un trago, dos, tres, hasta que el alma se sienta mejor. Luego te conectas a Facebook, y como la sangre hierve, publicas tus odios contra el mundo.
A veces esa es la manera sensata en que funcionamos algunos. Pero yo ya no estoy para esos actos rebeldes, ya me siento hastiado. Es terrible. ¿Cómo? ¿Un refugio -o como quieras llamarlo- ahora es también un lugar frustrante? Una finalidad del refugio es estar en calma, ya no estoy en calma ahí. Hay quienes creen, como tú, que siguen bien en el refugio, pero no ven que ese atacar al mundo, en aquel estado que ya señalamos, es un engaño a sí mismo.
Si realmente fuésemos sensatos, ni con alcohol atacaríamos al mundo, no. Lo que diríamos sería algo como: ¡Al carajo, puto mundo! Y el sello sería que no habría que publicarlo en Facebook ni en twitter ni en nada: es suficiente con sentirlo en esa mente mareada, en esa boca saciada de alcohol, en esa alma embriagada.
Publicamos ebrios en Facebook porque a diferencia del resto, nos detiene la inseguridad de un pensamiento y la incertidumbre de si nuestras palabras tienen caso en ese espacio. A los otros no les interesa, publican cualquier frase de cereal y es justo lo que ellos son y creen, ¿por qué crees que después te sale publicidad relacionada con tus gustos? No es difícil relacionar tus gustos con la industria, y aunque creas que no eres eso, de hecho lo eres. Sólo te gusta complicarte, pero al final vas a comprar.
Podremos publicar así y una ventaja de escribir en esa plataforma es que puedes borrar las palabras. Basta dar un clic en la pestaña superior del lado derecho y luego oprimir 'Eliminar'. ¿Que eso está mal? Es tu muro y haces lo que quieras, borrar, editar, lo que sea. Sí, así es. El alcohol podrá hacer que escribas tu odio -o rechazo, dudas, ignorancia, etc.- hacia las personas, pero el alcohol -a diferencia del Facebook- no borra las palabras ni lo que eres.
No hay otra cosa, más que la voluntad y la virtud, que borre o cambie lo que eres. El alcohol sólo te inhibe -nos inhibe- y es cuando apedreamos con palabras. Pero eso ya es bastante absurdo, algo interesante como el vino se vuelve vacío al usarlo como medio para ese fin. Tú aún no lo ves, aunque seguro lo podrás intuir.
M. Téllez.
martes, 22 de marzo de 2016
lunes, 21 de marzo de 2016
domingo, 20 de marzo de 2016
domingo, 13 de marzo de 2016
sábado, 5 de marzo de 2016
Suscribirse a:
Entradas (Atom)