Uno descansará cuando esté muerto. A pesar de tal verdad, uno insiste en encontrar un descanso, un reposo, algo que refresque el interior y los músculos de la suciedad del aire que entra en nosotros, de los golpes que se reflejan en nuestra mirada y de nuestras lerdas manos que quieren renunciar al no recibir nada que ellas crean valioso.
Cuando creo descansar, mi mente sigue funcionando. ¿Dónde putas hay un apagador del cerebro? Ignoro si con apagar el cerebro uno descanse, pero me imagino que tal vez funcionemos como una computadora: se calienta y es recomendable dejar que todo tenga su temperatura 'normal'. El cerebro es perezoso y también una fuente inagotable de energía. Es perezoso dado que aprende de la manera que le resulte más sencilla: por eso te da pereza hacer la tarea que dejan para el otro mes, por eso no te interesa aprender más cosas de las que requieran un esfuerzo extra: molido y en la boca, es mejor.
Mi mente funciona por las emociones y las fantasías. Las primeras porque la gente afecta de diversas maneras: estrés, cariño, dudas, rencor. Las segundas no necesariamente son de tipo sexual, uno puede imaginar muchas cosas: mundos posibles, soluciones a problemas que la gente no sabe que tiene, canciones, acordes, ritmos o pensar en cómo es que el hombre comenzó a crear lenguaje.
¿Qué se puede hacer sabiendo que se descansará una vez que se esté muerto? ¿Asumirlo? ¿Intentar encontrar un cuasi descanso?
Cuando creo descansar, me pregunto estas cosas. No logro a ver qué es lo que estoy haciendo estrictamente.
M. Téllez.
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