Nunca nadie estará siempre pendiente de ti. Basta tan sólo un segundo vacío, sin intención de mostrar importancia hacia a ti, para que tal cosa sea verdadera.
Me desangro y no hay nadie. Veo mis manos palidecer y no hay un cuerpo que me arrope, no hay miradas de consuelo, no siento ninguna mano sobre mi hombro, y menos sobre mis manos.
Mientras lloro, pienso en los colores del dolor. Escucho a lo lejos más quejas e inconformidades que ya no sé si son reales o estoy rozando la locura.
Se ha mojado, con una gota de lágrima, la hoja de re-uso donde escribo estas mierdas. En una canción, una vez escribí: "Dime, ¿qué puedo hacer? ¿Tú crees que es prudente escapar? Yo no sé, hoy ignoro más. La razón agotada está." Quizá pueda cambiar a veces la frase, como quiero hacerlo ahora, y decir: "Agotado estoy."
Los sueños ya no le significan a nadie. Romper ilusiones es una violencia invisible para muchos ojos. Sigo derramando más lágrimas en la hoja porque sufro las consecuencias de lo que implica poder ver violencias que son invisibles para otros. Me gustaría poder escribir mientras cierro los ojos. Pendejo -me digo-, esas imágenes ya no se irán de mi mente.
Si las lágrimas pueden borrar estas mierdas, espero que algún día desvanezcan algo no tangible pero que es aún más frágil: mi existencia.
M. Téllez.
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