sábado, 27 de septiembre de 2014

AutomovilitOs vs. AutomovilistAs

Acabo de leer un estado en FB que despertó en mí esa voz parlanchina que los estudiantes de Filosofía, por lo menos, no podemos callar ni queremos que se calle. El estado decía: "Las mujeres deberían tener clases de manejo obligatorias. Que duren un semestre." A lo que no dudé en responder: "También los hombres."
Todo esto desencadenó un estira y  afloja muy extraño pero común en nuestra sociedad. Por supuesto, la culpa siempre es de la mujer: que si chocaron fue culpa de la mujer, que si no se pasa el alto la mujer, que si va muy lento es porque es mujer... Y claro "¡Tenías que ser vieja!" se escucha diariamente.
Yo no sé conducir pero sí me sé de memoria este discurso diariamente repetido. Claro, "las mujeres son buenas para muchas cosas pero no para conducir."

Estamos en una sociedad hipócrita donde se defiende "la equidad de género" pero se sigue siendo excluyente y dudando de las capacidades de las mujeres. 
Entonces, me pregunté si de verdad las mujeres confuctoras los hacen tan mal. Busqué en la red y por sorpresa encontré que la mayoría de los accidentes son causados por los hombres... ¿Entonces, qué ocurre aquí? ¿Por qué los hombres se quejan tanto de sus compañeras humanas? 
Siendo el 74% de los accidentes viales más graves protagonizados por los hombres (http://diario.latercera.com/2011/10/01/01/contenido/pais/31-85388-9-estudio-muestra-que-el-74--de-los-accidentes-de-transito-es-protagonizado-por.shtml), me pregunto ahora: ¿Qué es para estos hombres "manejar bien" ya que afirman que las mujeres no saben hacerlo? ¿Será rebasar los límites de velocidad y pasarse los altos?
No es mi pretensión hacer apología de las contuductoras, sino mostrar lo mal informados que estamos y sobre todo que tanto hombres como mujeres necesitamos BUENAS CLASES DE MANEJO y no sólo eso, sino ser RESPONSABLES para así comprender que no tenemos derecho a exponer la vida de otros. Esta discusión no me parece que sea sólo una más de géneros sino, una discusión de carácter general para la adecuada conducta vial ciudadana. 
Ahora me pregunto: ¿Cuál es la pelea siguiente: peatones contra automovilistas, motociclistas contra ciclistas o padres contra hijos? Como sea, estas tres antes mencionadas también se llevan a  cabo y seguramente habrán muchas más de las que pueda pensar en este momento.
Ixchelt Hernández

El planeta esta bien, la gente esta jodida.


Cuántos de nosotros no conocemos o tenemos cerca alguna de aquellas personas que se preocupan por todo, se preocupan por el agua, el aire, la tierra, alimentos transgénicos, cáncer, especies en peligro de extinción y, de las cosas más interesantes, se preocupa por el planeta. Pero hay que detenernos a pensar en estas preocupaciones, en especial en estas dos últimas, la preocupación por las especies en peligro de extinción y por el planeta.

Salvar especies en peligro de extinción. No es más que otro intento arrogante de los humanos de controlar la naturaleza. Y es que el problema no es la buena intención de salvar vidas, o como suelen llamarlo: salvar La Vida (así, con mayúscula), tampoco la intromisión con los procesos naturales, sino que existe esa idea de que los humanos son capaces, no solo de modificar y controlar, sino de salvar a la misma naturaleza, ¿no es eso un acto de gran arrogancia?
Pensemos en que las especies naturales que el humano ha conocido no llegan a abarcar, ni con gran esfuerzo, la totalidad de especies que han existido en el planeta. Todas aquellas especies con las el humano no tuvo contacto desaparecieron, están extintas, eso es lo que hace la naturaleza, son ciclos biológicos. El humano no interfirió para que esas especies desaparecieran.

Así podemos notar la importancia que nosotros mismos, como especie, nos damos dentro de los procesos naturales. Dejemos que los procesos de la naturaleza funcionen tranquilamente. Es mucha la importancia que nos damos. Ahora todos quieren salvar algo, salvar árboles, osos, ballenas, y, como hemos dicho antes, salvar el planeta. No nos basta con querer salvar especies en peligro de extinción, sino que ahora queremos ¡¡salvar el planeta!! ¿será esta la mayor arrogancia de todas, hablando de nuestro intromisión en la naturaleza?

Pero a esto solo podemos lanzar una pequeña pregunta: ¿Pretenden salvar el planeta, cuando ni siquiera hemos aprendido a cuidarnos los unos a los otros?

Y todas estas personas preocupadas por salvar el planeta ¿realmente están interesadas por el planeta? ¿O no será que, en el fondo, lo que les interesa es vivir en un lugar limpio para su comodidad? Les preocupa que en algún momento en el futuro se vayan a sentir personalmente incómodos por vivir en un lugar mal cuidado.

¿Y el planeta realmente necesita de nuestro cuidado? El planeta ha existido, según los descubrimientos científicos, por billones de años, ha padecido infinidad de cambios, ha pasado por cosas mucho peores que nosotros, terremotos, volcanes, placas tectónicas, flamas solares, manchas solares, tormentas magnéticas, reversiones magnéticas de los polos, bombardeo de cometas, meteoros, inundaciones, eras glaciales, ¿y nosotros creemos que unas bolsas de plástico y unas latas de aluminio harán la diferencia? El planeta a penas y se verá afectado por eso, si es que lo afecta. La industria pesada, considerada como el mayor contaminante ambiental, tendrá, por mucho, trescientos años, de los que el humano ha habitado el planeta. Realmente considero que no podemos comparar aquellos trescientos escasos años de industria pesada a los billones de años de afectaciones que ha tenido el planeta.

Así que pensemos una vez más aquello de salvar el mundo. ¿Realmente queremos salvar el mundo o solo queremos mantener las condiciones en las cuales nuestra existencia es posible, hablando biológicamente? Esto, obviamente, no esta pensado para que dejemos aún lado el cuidado del ambiente, sino para que observemos la arrogancia que el humano tiene respecto a su papel en el planeta. Dejemos de darnos tanta importancia en lo que se refiere a los procesos de la naturaleza y a la intervención que tenemos en ellos.

El planeta estará aún por mucho, bastante tiempo, nosotros, en cambio, solo estamos de paso, por un momento, quizá somos un accidente biológico, quizá solo somos una molestia superficial para el planeta, y como todo ser viviente que cuenta con un sistema de auto-defensa, se deshará de nosotros, terremotos, erupciones, tsunamis, enfermedades, virus, existen muchas formas en las que lo puede hacer.

El planeta esta bien, la gente es la que esta jodida. Al planeta le es indiferente las acciones que hagamos, los afectados directamente somos nosotros. Cuidar del planeta no es preocuparse por los árboles y el agua y la tierra, cuidar el planeta es cuidar las condiciones en las que podemos mantenernos estables como seres humanos. Y dejamos a consideración la pregunta: ¿Pretenden salvar el planeta, cuando ni siquiera hemos aprendido a cuidarnos los unos a los otros?

domingo, 21 de septiembre de 2014

Detrás de la ventana



Detrás de la ventana

Sé bien que me ves
por detrás de la ventana
mientras debajo de mí
Alma está en tres

porque lo tuyo no es mío,
mas lo mío es tuyo.
Vivo infortunio
enfrentándome a ti. Crío

soy; me intimidas,
me deshaces, me cautivas.
Sigo tu fin, tu camino
y no llego. ¡Vida

mía! Hay agua, mas no hay pan.
Sangre va al compás
desecho del verso
que solté; jamás volverá

pues en prisión
estaba, como yo en ti;
él quiere libertad y yo
contigo la tengo.

Si vas, voy. Si vienes, vengo.
Escapas del hoyo
Cuando me metí.
Estoy perdido. Corazón

no desfallezcas por
ella, que si se da cuenta
apuesto vendrá, mas no
por voluntad propia.

La anhelo pura; copia
nunca, ni falsa hoy.
Con risa coqueta
la quiere este escritor.

Diego A. Moctezuma

sábado, 13 de septiembre de 2014

Farsas mutuas

Farsas mutuas.

Es común conocer a personas. Es común que quieras conocer a alguien, para luego tener alguna relación. Así pasa. ¿Qué tanto se cambia durante ese proceso? Pienso que mucho, en ocasiones, al grado de dejar actitudes que tenías y luego se fueron.
  Tenía una amiga que durante nuestra amistad -pienso en amistad cuando los momentos son prácticamente del todo lúcidos y lúdicos, y si no es así, que están ahí- me decía en distintas ocasiones: "mis amigos son primero". Después me contaba que era común -y para ella 'normal'- que sus parejas se molestaran porque en el típico caso de dar preferencias a alguien, le daba la prioridad a los amigos. Después tuvo un amigo, con el que ha tenido una relación larga, no me interesa si estable o no -supongo que poco estable-, pero sus amigos ya no eran primero. ¿Por qué? Porque a su pareja sus amistades no le caían bien. Así pasa. ¿Cuánto cambiaste?
  Sabemos que no todos son partidarios del pensar. Algunos dicen que si piensas mucho, te complicas la existencia y es una pérdida de tiempo. Imaginemos que esas personas se topan con alguien que se complica la existencia, es decir que piensa, no sólo se topan sino que son pareja. La otra persona que piensa no cambia, y quien modifica actitudes es nuestro agente que acusaba el reflexionar como complicarse. Termina pensando de repente, más que antes. Quién sabe si le guste o no, tampoco me interesa saber eso, al final se lamenta del cambio. Después deja el lamento y sólo sabe que pasó. ¿Cuánto cambiaste? Quien pensaba en esa relación intenta dejar a un lado el reflexionar y ser trivial como lo es la mayoría de la gente. ¿Cuánto cambiaste?
  Luego de lo anterior, ¿no somos a caso una especie de farsa y además, mutua? O, ¿qué querrá decir ese hecho? No creo que la respuesta sea la que viene en las frases de cereal: 'cambiamos por amor'. Tal vez no nos tomamos en serio quiénes pretendemos ser, si es que lo sabemos. Nos moldeamos según la circunstancia, y si no es así, entonces somos necios o seguros de algo por lo cual debemos dar razones; si es el caso que debemos dar razones. ¿Será adecuado modificarnos? La pregunta gira entorno a este contexto, porque es obvio que sí debemos cambiar cuando somos necios y no escuchamos las razones del otro, y es el caso que de hecho sus razones son convincentes ante alguna actitud que nosotros pensemos esté bien' cuando de hecho no sea así.
  Sé que he hecho cambiar' a varias personas, algunas han sido amoríos', ¿cuánto cambiaron? También ellas han modificado algo en mí, pienso que ha sido para bien, y no -tal vez- por causa directa de ellas, sino por mirar consecuencias y querer evitarlas. Sé que son pocas las personas que se toman en serio ésta cuestión del 'cambio' propio'. Ejemplos hay un montón: la madre que regresa mil veces con su pareja alcohólica, que le da preferencia a ese ebrio y no a sus hij@s, que quizás la han apoyado cuando tal vez no se merecía ayuda. Lo pienso como cambio porque lo común es alejarse de aquello que nos hace daño, o ya no a nosotros, pensando en rol de madre o padre, en el daño hacia tus hijos. Parece que los animales defienden más a sus crías. Pensando en los animales que lo hacen, porque es obvio que quienes no, no se les objetaría.
   ¿Cuánto me cambiaste?

M. Téllez

lunes, 1 de septiembre de 2014

La arrogancia y el talento.


De múltiples maneras, el lenguaje nos constituye. Lo que decimos de nosotros y la intención que lo sustenta no son meras explicitaciones de una idea, sino que vuelven a nuestro espíritu con una fuerza modeladora del mismo.

Todos hemos conocido a gente arrogante en mayor o menor medida. Algunos lo serán descaradamente, otros harán el uso de la falsa modestia en el hablar de sí mismos, otros más mencionarán de pasada lo que son, han hecho y las alabanzas que les han dado. La mayoría de nosotros se encuentra en alguno de esos rangos ya que necesitamos constituirnos de la mejor manera posible y nos ayudamos del lenguaje, como ya he dicho.
La arrogancia en el hablar de nosotros mismos está unida al talento, la habilidad para hacer o ser algo- que puede ser real o una mera imaginación que nos ayuda a sentirnos valiosos. Sea cual sea el caso, la relación es estrecha.
Y es que el hecho de saber hacer algo siempre se establece de forma comparativa pues, por supuesto, nos constituimos frente al otro. Si yo sé bailar, escribir, aprender o socializar mejor que tú, necesariamente he de formarme un lenguaje con respecto de ello aunque sea que sólo lo piense. Es entonces cuando la arrogancia aflora, y su intensidad variará acorde a nuestra personalidad.
Quizá la arrogancia no sea siempre negativa, el sentimiento que le da sustento ayuda a conformar nuestra autoestima. Pero cuando sirve para humillar al otro o constituirnos por encima de él, toma un cariz negativo por ser instrumento de daño.
El ser arrogantes es símbolo de inconsciencia, aunque dure solamente un momento. Puede ser que alguien tenga un profundo sentido de la humildad y de cuando en cuando tenga ínfulas de superioridad, debido a nuestra condición variable.
La arrogancia es también manifestación de la poca claridad que tenemos respecto de nosotros en relación con el talento o habilidades de los demás: siempre podemos ser superados, suponiendo que exista la objetividad y podamos comparar sin dudas los comportamientos humanos que nos hacen sentir orgullosos como especie.
Es por ello que creo que la mejor manera de ser es hacer, mas siempre ubicar correctamente cómo pensamos nuestra actividad yuxtaponiéndola a todos aquellos que no son yo; a la vez que manifestemos un lenguaje que no sea excluyente ni establezca relaciones de superioridad. Quizá esto es muy complicado porque se manifiesta día con día, pero me parece que es parte fundamental del saber vivir.