viernes, 19 de diciembre de 2014

Extrañar

Extrañar

De poco sirve pensar que ya no estás aquí. Te extraño. Nuestras acciones ya eran cotidianas, no por eso carentes de vitalidad o valor. A veces aburridas o muy pasivas. No por ello carentes de importancia para mí. Me hago la cuestión ya común de joven, ¿ tú qué pensarás?, ¿también extrañarás cómo era cuando convivíamos? Ya qué importa- me digo. Sin saber si sea cierto o falso. Sé que en este ámbito no se trata de algo verdadero o no. O eso pienso. Detesto mi condición de humano. Estoy seguro que no soy el único que quisiera ser como una memoria artificial, donde es posible eliminar datos, sin que quede rastro alguno. Eso he tratado de hacer con las memorias que tengo de ti. No he podido. A veces bebo para poder escribir respecto a éste tema. Estando sobrio sé que estos temas son ínfimos, no valen la pena, hay cuestiones más importantes que estos lloriqueos de humano. A pesar de que los pienso así, mi estancia de solo no apoya esa tesis. Al contrario, me orilla a dudar, a preguntarme si estaré haciendo lo correcto, pues ya es mucho tiempo que no logro superarlo. Una cicatriz que no se va. Como las arrugas que jamás se irán. Marcas de la vida. ¿Para qué tendrán que estar esas marcas? Hay marcas que son superficiales, no se sienten. Sólo sabes que están ahí cuando alguien las menciona. Sin que te mencionen sé que estás ahí, en donde mis memorias. Cicatriz que no requiere ser nombrada.
 
Déjame, déjame ya. ¿No ves que abandoné tanto y luego de tu desprecio no pude recuperar algo? Aquel cambio no hizo ruidos. Bastó la razón para no caer. Sólo me detuve, un respiro, me toqué las rodillas, sentí el cansancio: debía continuar. Continué. Continúo. Pero como ese deportista que no quiere entender que requiere descanso, donde su carrera se ve en peligro, serio o no serio, sigo sin detenerme. Ignoro las caricias que puedan servir como masaje, ignoro los besos que quieran ser una anestesia. Ignoro un cuerpo que quiera darme su energía. Como si lo que necesitara fuera transferencia de energía. No hay energía como la mía. No la hay. O eso pienso.

M. Téllez.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario