Inestable
Los sonidos me marean,
mi vista sin ayuda ya no es como antes.
Mis creencias se moldean,
se aferran, se mueven, se van y regresan:
si tuvieran vida me pedirían un descanso,
pero funciono por ellas.
¿Hacia a dónde vamos?
No te estoy preguntando,
me estoy preguntando.
Interroguémonos,
¿A dónde vamos?
No quieras ir conmigo,
¿Por qué una pregunta en plural nos hace sentir parte,
parte de un conjunto al cual no pertenecemos?
No calles,
tampoco pienses,
sé que estás sintiendo.
Y ahora estás sonriendo.
Tu estar ahí me desconcierta y
debe quedar algo sentado:
no estamos juntos.
No nos pertenecemos.
Nadie es pertenencia de otros,
solos nos encontramos.
Tu sonrisa.
Por momentos detesto las sonrisas,
tan vacías,
las hay porque vienen incluidas,
como viles accesorios.
¿Hacia a dónde irás?
No te vayas, no me dejes.
No te necesito, no te pertenezco.
Corre, sigue corriendo,
que te falte el aire,
quiero verte desvanecer,
porque entonces sabré que soy yo,
soy yo el que está huyendo.
Pero no te vayas,
que ahí no te aprecian
y tal vez yo tampoco.
No te marches, no te alejes,
mi vista ya es borrosa y
las circunstancias no distingo.
¿A dónde iremos?
Tu mirada.
Las miradas no detesto,
salvo la mía,
que ya no es como antes.
Ya no es como antes.
M. Téllez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario