domingo, 16 de agosto de 2015

Felicidad

Hace unos días un amigo descorchó una botella de champagne, vertió el vino espumante en dos copas, me entregó una de ellas, nos dijimos '¡salud!' y cada quien hizo el ritual propio antes de probar aquella bebida. Los momentos importantes pasan y luego no los vemos. 
Mientras cada uno disfrutaba de su bebida, le pregunté a mi amigo: 'Oye, ¿por qué creemos que la felicidad tiene que ser larga? Ni siquiera podemos soportar momentos largos de euforia, alegría, pasión o placer, sea sexual o cualquier cosa que quieras llamar placer.' Seguí argumentando mi punto, 'somos seres que no soportan lo duradero, por nuestra constitución. Así estamos hechos. Así que, ¿por qué nos engañamos deseando la felicidad? Es decir, ¿por qué nos engañamos queriendo, buscando y deseando algo que no soportaremos? Claro, esto, entendiendo la felicidad como un estado largo, perpetuo, que tiene que iniciar de tal momento y durar mucho. Lo más posible.'
Mi compañero de viajes me respondió que seguramente poca gente se detiene a pensar en eso. Como cualquier típico deseo, sólo se desea. Sugirió que la felicidad no es ese estado lleno de placer, euforia o alguna de las cosas que ya dije, sino que tal vez es otra cosa. Supongo que el ejemplo que cité, lo persuadió de alguna manera. Alguna vez leí la tesis de licenciatura del filósofo y escritor mexicano L.M. Oliveira. Las líneas de aquel texto nos orillan a preguntarnos si es racional tenerle miedo a la muerte. En esa tesis -si no rememoro mal- se menciona de ejemplo un personaje de Woody Allen que tuvo un orgasmo por tres días. Esto, como la tesis del filósofo mexicano sugiere, nadie lo desearía. Y ese ejemplo, es el que pienso que deja claro que la felicidad pensada como un estado que tiene que durar desde despertar hasta dormir, no tiene sentido. Y así piensa -la felicidad- la gente. 
Aún quedaba vino para nosotros. Concluimos que la gente está errada, como regularmente pasa cuando no nos interrogamos nuestras creencias. Deberíamos ser más sensatos y no soñar con un tiempo mejor en el sentido total de la palabra. Tal tiempo nunca ocurrirá, no podríamos soportarlo. Imaginen que desde que despiertan sonríen mucho, y siguen sonriendo cuando van al baño, cuando algún familiar fallece, cuando alguien los amenaza, cuando su pareja les rompe el corazón, cuando se caen de las escaleras y se fracturan la pierna o algún brazo, y demás casos que pueden ocurrir. 
Ignoro en qué momento nos hicieron creer que podemos tener estados perpetuos, pero esa acción es un error, por no sugerir que es un mal. Hoy tal vez sonreímos, mañana no sabemos. Y si estamos buscando un estado perpetuo, deberíamos creernos alguna cosa que no sea la felicidad. Parece que la felicidad nos hace daño. Por como nos la han estado diciendo. 

M. Téllez. 

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