martes, 17 de enero de 2017

Vientre

Al darme a luz
mi madre trazó un círculo perfecto,
mi padre elevó una bóveda que llenó el espacio de verde
y lo de afuera no importó.

Fue gracia y maldición al mismo tiempo,
fue mi luz y la sombra infame que se alza por fuera.

Quedé impedida de lo externo,
la felicidad condenada a un cuarto de dos por dos.

A algunas palabras, algunas personas.

Por siempre tendría que tomar la luz de soles
de otras galaxias

Y el teléfono sólo devolvería mi propia voz.

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