martes, 26 de abril de 2016
domingo, 24 de abril de 2016
sábado, 23 de abril de 2016
Creencias
Tú crees que con ir a comer una vez –y ni siquiera sólo los dos-,
se puede decir algo como “solíamos salir a comer”.
También crees que jugar al coqueteo implica que “te tiraba
la onda”.
Piensas que cuando le tiro mierda a una mujer, cuando le
tiro mierda a los sueños, a los viajes a cualquier dirección, va dirigida para
ti toda la cosa.
¿Acaso necesito más para saber qué eres?
Sólo quiero que sepas –y acá todas se pueden poner el saco-,
que cuando te invite a salir porque planeo darte un beso o más, entonces más o
menos lo diré explícitamente.
Debes saber también –de nuevo, todas pónganse el saco-, que
es posible que comparta canciones que me gustan, poemas, busque que me
acompañen al cine, a un museo, un concierto, un bar, y es bastante usual: ¿a
quién no le gusta salir con personas? Si te voy a tirar la onda, es bastante
probable que te trate como jamás creerías que yo podría ser con una mujer. O
sin tanta payasada: eres más o menos estúpida si no te das cuenta que flirteo
contigo. Y eres completamente estúpida si crees que por hacer algo de esa lista
trivial contigo, implica directamente un flirteo.
Hecho el rodeo, cuento una causa: no me inquieta –tanto- que
se cuelguen las medallas de mi interés, pero hay cosas que simplemente al
principio fueron una apreciada amistad y luego con ver sus acciones –o con ser
yo el espejo, así al estilo lección Quetzalcóatl-, entendí que eran –o son-
igual a la gente ordinaria que tanto critico en mis pláticas, en mis
disertaciones.
sábado, 16 de abril de 2016
Lugares
No sé si sea por la edad que el silencio me comienza a
preocupar.
He visto que la mayoría puede reír con cualquier cosa o que
las palabras que expulsan forman figuras de ‘algo’: lo que yo digo no delinea
algo y si delinea algo seguro es ‘nada’.
Mis gritos se ahogan en escritos y canciones en medio del
caos de la información, clásicos, novedades y de más.
Quiero saber tu nombre y experimentar lo que puede implicar
tratar a alguien con interés genuino.
Cuando el alcohol está en mi sangre no permite que las ideas
se detengan: todo se acelera y no sólo el mundo gira, lo que creo que soy
también da vueltas: quisiera apagarme y que toda esta maquinaria descansara unos
minutos.
No sé cuál es la razón de tantos silencios y comienzo a
sentir rabia hacia ustedes. Enseguida recuerdo que a lo mejor una distancia nos
separa y entonces entristezco.
Quiero estar a solas contigo y averiguar qué se siente
abandonar toda justicia poética, toda predicción que la experiencia me orilla a
creer: saber si acaso esto es real o es la condena de mi vida.
Las acciones reactivas fluyen en mi cuerpo y me conduzco con
imprudencia en este suelo. Tenemos caminos similares pero tú aún sigues
traicionando tus pasos: me produces asco.
Nadia me dijo que debo ser más ‘positivo’: cómo voy a creer
en una estabilidad rodeado de azar.
¿Alguno se toma en serio?
Dime que eres una farsa y entonces voy a confiar en ti.
Mentira: no soy tan generoso.
Lo que puedo decirte es cosa que no escribiría. Puedo contar
que no temo perseguirte en un mundo posible y hallar una necesidad ficticia
sólo para darme valor de hablar y hacer; al carajo que se rompa la necesidad. Me
bastaría con saber de aquel lugar hipotético para detener tu camino y contarte
que deseo pasar un tiempo a tu lado. A la mierda que después quede hecho
pedazos, que aunque sea lo único cierto, la certeza le vale madre a alguien
como yo.
Las
alabanzas y los deseos de nuestros cuerpos es algo que me tiene sin cuidado: es
una mamada. Por una vez, hacer. Por un momento, construir. Que se den pocos
destellos de ambos a la vez, porque después voy a morir, a menos que me largue
antes de que eso ocurra. O que tú te largues.
M. Téllez.
viernes, 15 de abril de 2016
jueves, 7 de abril de 2016
Morimos
Cuando niño, todavía podíamos ver atardeceres. Los veíamos porque no había celulares con cámara: quienes toman foto con su celular no están mirando, hay un objeto entre ellos y lo que ven; una obviedad.
En la escuela, la primaria, durante el recreo o después, tomábamos agua de la llave y nada extraño sucedía. Cinco pesos eran suficientes para comprar tres tacos de guisado y agua de sabor. Creo que éramos más cercanos.
Mirar el agua de algún lavadero era jugar al poético -aunque en ese tiempo seguramente no conocía eso de lo poético (supongo que hoy tampoco)-. Líquido cristalino, suave y perfecto.
No sólo éramos un tanto más cercanos, no conocíamos la cara del delito, de la injusticia, estábamos lejos de la palabra 'feminicidio'.
Hoy ya no veremos atardeceres, para qué fingir con medidas que nunca van a servir. Cada que voy a algún sitio, el humano promedio tiene un puto celular en las manos -he de confesar que en mi caso lo cargo para escuchar música, luego de eso (cualquiera que me conozca) es guardarlo y si acaso sacarlo si recibo una llamada (eso si no lo apagué) (las putas aplicaciones quién sabe para qué les sirvan a los demás {a lo mejor nos dicen que para comunicarse mejor... ajá})-.
Estamos contaminados. Así nos vamos a morir, jodidos, tristes, estresados y con los ojos, el corazón, los pulmones y las ideas llenas de humo.
No son palabras de pesimista: es una descripción y una predicción. Tú quieres cambiar al mundo, eso es genial, ¿ya revisaste tus pensamientos? ¿son aplicables al mundo? Imbécil.
No nos creamos salvadores si nuestras ideas no son aplicables, consideremos como el resto, véanse como el resto, no pasa nada. Sean sinceros consigo mismos: qué jodido debe ser tener impulsos latentes de rabia lista para ser arrojada al mundo y que las ideas estén manchadas con pensamientos tan delicadamente ridículos que no tienen aplicación. Van a morder igual que un animal.
No nos pregunten cuál es la respuesta, porque los gusanos no escuchan.
Seguiremos buscando, si es que una vida es suficiente. Pero, no veo razones para apresurarse: toda la vida han creído que Dios les va a ayudar y siguen confiando. ¿Por qué no puedo hacerlos esperar también?
M. Téllez.
domingo, 3 de abril de 2016
No interesa
Alfa: Ser optimista en estos días es una especie de virtud o un autoengaño.
Beta: Ya no se necesita hacer una apología de las humanidades para entender que son necesarias: quien no lo entiende simplemente ignora su importancia.
Dentro de las humanidades hay quienes 1) se interesan por desarrollar aptitudes que se vinculen con problemas de la sociedad, otros prefieren 2) permanecer en la academia. En el caso de 1), hay quienes a) sueñan en vano, pues su indisciplina les impide concretar un buen trabajo, y hay otros que en lugar de soñar, b) sufren, pues la disciplina no es sencilla.
Hay casos en donde el conjunto b) es Alfa. Ahora bien, b) también da por hecho Beta. Lo que deberíamos entender, pensando en b), es que a la gente no le interesa Beta ni nuestra actitud Alfa. Es decir, hoy día la mayoría de la gente no tiene interés en las humanidades -llamemos a esto 'Gama'-.
Por la razón Gama es que la actitud Alfa tiene esa fractura: o es especie de virtud o es autoengaño. Así que, para ser congruentes, debemos aceptar que también hay casos en donde b) no es Alfa: no hay fractura; y es que no tiene actitudes ya, sólo quiere hacer y por ello su tesis fuerte es Beta.
¿Cómo disolvemos Gama? Educando, podríamos decir -llamemos 1a a esto-. Aunque también podríamos preguntarnos ¿y por qué debemos disolver Gama? -esto que sea 1b-. Aceptemos ambas posturas: así tenemos un grupo de b) que sigue con la tesis Beta, aunque unos son 1a y otros 1b. Más allá de los reclamos de 1a hacia 1b -que seguro son interesantes-, hagamos cálculos de sillón y digamos que ambas posturas, aunque contrarias, pueden coexistir. Incluso, podríamos sugerir que alguien específico de b), puede sostener 1a y 1b, en circunstancias distintas.
Al grupo b) que sostenga la tesis Beta, y sea 1a o 1b, realmente no tiene que interesarle genuinamente el asunto Gama. Es probable que la realidad supere las pretensiones teóricas, por ello, aunque -siendo serios- tomemos en cuenta Gama, no tiene que frenarnos.
Gama va a seguir existiendo, por muchos años, pero detenernos y hacer un examen minucioso de este problema, sólo hará que alguien con ideas de 1a o 1b, no pueda formular sus ideas o las detenga por seguir creyendo que debe interesar genuinamente Gama, como si fuera una variable importante en toda pretensión.
M. Téllez.
M. Téllez.
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