Tú crees que con ir a comer una vez –y ni siquiera sólo los dos-,
se puede decir algo como “solíamos salir a comer”.
También crees que jugar al coqueteo implica que “te tiraba
la onda”.
Piensas que cuando le tiro mierda a una mujer, cuando le
tiro mierda a los sueños, a los viajes a cualquier dirección, va dirigida para
ti toda la cosa.
¿Acaso necesito más para saber qué eres?
Sólo quiero que sepas –y acá todas se pueden poner el saco-,
que cuando te invite a salir porque planeo darte un beso o más, entonces más o
menos lo diré explícitamente.
Debes saber también –de nuevo, todas pónganse el saco-, que
es posible que comparta canciones que me gustan, poemas, busque que me
acompañen al cine, a un museo, un concierto, un bar, y es bastante usual: ¿a
quién no le gusta salir con personas? Si te voy a tirar la onda, es bastante
probable que te trate como jamás creerías que yo podría ser con una mujer. O
sin tanta payasada: eres más o menos estúpida si no te das cuenta que flirteo
contigo. Y eres completamente estúpida si crees que por hacer algo de esa lista
trivial contigo, implica directamente un flirteo.
Hecho el rodeo, cuento una causa: no me inquieta –tanto- que
se cuelguen las medallas de mi interés, pero hay cosas que simplemente al
principio fueron una apreciada amistad y luego con ver sus acciones –o con ser
yo el espejo, así al estilo lección Quetzalcóatl-, entendí que eran –o son-
igual a la gente ordinaria que tanto critico en mis pláticas, en mis
disertaciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario