No sé si sea por la edad que el silencio me comienza a
preocupar.
He visto que la mayoría puede reír con cualquier cosa o que
las palabras que expulsan forman figuras de ‘algo’: lo que yo digo no delinea
algo y si delinea algo seguro es ‘nada’.
Mis gritos se ahogan en escritos y canciones en medio del
caos de la información, clásicos, novedades y de más.
Quiero saber tu nombre y experimentar lo que puede implicar
tratar a alguien con interés genuino.
Cuando el alcohol está en mi sangre no permite que las ideas
se detengan: todo se acelera y no sólo el mundo gira, lo que creo que soy
también da vueltas: quisiera apagarme y que toda esta maquinaria descansara unos
minutos.
No sé cuál es la razón de tantos silencios y comienzo a
sentir rabia hacia ustedes. Enseguida recuerdo que a lo mejor una distancia nos
separa y entonces entristezco.
Quiero estar a solas contigo y averiguar qué se siente
abandonar toda justicia poética, toda predicción que la experiencia me orilla a
creer: saber si acaso esto es real o es la condena de mi vida.
Las acciones reactivas fluyen en mi cuerpo y me conduzco con
imprudencia en este suelo. Tenemos caminos similares pero tú aún sigues
traicionando tus pasos: me produces asco.
Nadia me dijo que debo ser más ‘positivo’: cómo voy a creer
en una estabilidad rodeado de azar.
¿Alguno se toma en serio?
Dime que eres una farsa y entonces voy a confiar en ti.
Mentira: no soy tan generoso.
Lo que puedo decirte es cosa que no escribiría. Puedo contar
que no temo perseguirte en un mundo posible y hallar una necesidad ficticia
sólo para darme valor de hablar y hacer; al carajo que se rompa la necesidad. Me
bastaría con saber de aquel lugar hipotético para detener tu camino y contarte
que deseo pasar un tiempo a tu lado. A la mierda que después quede hecho
pedazos, que aunque sea lo único cierto, la certeza le vale madre a alguien
como yo.
Las
alabanzas y los deseos de nuestros cuerpos es algo que me tiene sin cuidado: es
una mamada. Por una vez, hacer. Por un momento, construir. Que se den pocos
destellos de ambos a la vez, porque después voy a morir, a menos que me largue
antes de que eso ocurra. O que tú te largues.
M. Téllez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario