sábado, 28 de mayo de 2016

De alcohol

Mis acciones, palabras, pensamientos, mi mirada, mis movimientos, mi aliento, mis gestos y mi presencia, están impregnados de alcohol. 
Me pides que no llame cuando mi condición esté influida por el alcohol. Acepto ese término, aunque me pregunto varias cosas, sólo por molestar. ¿Cómo? ¿No ves que el resto no es ni lo que yo estando ebrio? ¿Cuál es la molestia genuina? ¿Crees que no estoy en óptimas condiciones para contigo? Primero, no creo que haya duda genuina; segundo, estando sobrio pone en desnivel el suelo de nuestra convivencia, con el alcohol sigue igual, tú por debajo y yo en otro sitio. 
No tengo que decir más respecto al particular, en todo caso, agregar que no implico -ni quiero decir- que debes -o cualquiera- aguantar mis estados. Lo que sí quiero implicar es que estás lejos de comprender este estado de cosas y de pensamientos, lo cual no es 'malo' ni asuntos que puedan entenderse como negativos: sólo te lleva a ignorar y a concluir -y a pedir- cosas que no tienen suficiente fuerza persuasiva. 
Tal vez con un trago pudieses entender. 

M. Téllez. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario