domingo, 4 de septiembre de 2016

Amor

Veo mis fuerzas flotar en el aire, y hace unas horas me di cuenta que -sin notarlo- ya no son las mismas de antes: ahora son más fuertes. También me percaté de que te quiero con esas fuerzas renovadas, que jamás había sentido fluir de tal manera: pero en la abstracción todo es más claro y real. 
 Me he dado cuenta que si por descuido pienso en ti en un lapso mayor o igual a 3 segundos, ya no hay vuelta atrás: no paro de imaginar, y las impresiones son tan vívidas que creo sentir. 
 No sólo sueño contigo, al despertar ocupo verte. 
 Pienso en las palabras aisladas, juego con ellas creyendo que existe una armonía tal que puede empatar con mis sentimientos y pensamientos sobre ti: hago el ridículo creyendo que en algún momento lograré lanzarte toda esta brisa violenta de amor que tú me haces sentir. 
 Me he ido quedando sin repertorio musical: ya no encuentro cuántas canciones más pueda dedicarte. Los poemas se han salvado de mi atraco, no porque no quisiera narrarte alguno, sino porque la simetría que veo en ellos la siento ajena: seguramente terminaré también saqueando los estantes en busca de algo para ti.
 Te quiero: te quiero tanto que cuando escribo imagino que tu piel es una hoja en blanco y la tinta que utilizo tiene que ser tan verdadera que no maltrate tu belleza. Te quiero más. Te quiero un poco más cada vez que puedo mirar tus ojos. Me encanta lo que ocurre y lo que no: porque es una oportunidad para planear e ilusionarme contigo. Tus besos y caricias son tan reales que estoy seguro que me dictan muchas Verdades. 
 Si en mis manos estuviera alejarnos del mundo para amarnos como se nos ocurra, no estaría escribiendo en ningún lugar que no fuera sólo para ti.

M. Téllez.

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