De entre las múltiples cosas por las que puedo lloriquear, pero que la causa de tal cosa radique en una molestia, se encuentra la prostitución de las palabras.
Entiendo por 'prostitución de las palabras' cuando una palabra es usada de cualquier manera, en diversos contextos, tomada a la ligera, que si alguna vez significó o quiso hacer referencia a algo, ya perdió tal cosa. El hecho de que use esa expresión no tiene nada que ver con las prostitutas: más vale acotar, no faltan los llorones o defensores de cualquier tipo de causa.
Un ejemplo de la prostitución de palabras, que es ahora muy extendido por muchos jóvenes, es la crítica hacia contemporáneos de menor edad: decir 'te amo' a los 13 ó 10 años les parece absurdo. Así 'te amo' es una prostitución que significa -según algunos- algo muy profundo y serio. Otros ejemplos, que me gustan más, son las palabras 'reflexión' y 'aprendizaje'. Parece que la gente dice 'reflexión' para implicar -necesariamente- un pensamiento que nos ponga sensibles o para darnos cuenta de algún error. O a veces usan 'reflexión' para querer decir algo más crítico, cuando realmente podríamos decir llanamente: criticar. Y entenderíamos -o se entiende- que no hablamos de críticas ordinarias, sino interesantes.
El caso de 'aprendizaje' es extendido en diversas carreras, pero mi experiencia sólo me alcanza para señalar a algunos practicantes de psicología que hablan de 'aprendizaje' para todo: si sientes algo, es aprendizaje; si te das cuenta de algo, es aprendizaje; si participas, es aprendizaje. Pienso que el 'aprendizaje' es algo más complejo que un mero darme cuenta de algo, o de un 'experimenté' tal cosa y en este momento digo tal juicio -que evidentemente puede cambiar en una semana-. Que quede asentado que no es pedantería, sino que si vamos a dar un discurso o soltar frases de cereal, al menos que sean claras y no vagas ni ambiguas.
Pero la prostitución de palabras por la que quiero expresar un lloriqueo derivado de molestia viene a colación por la palabra 'amigos'. No me interesa si mis razones son conservadoras, si el asunto es muy trivial o algo semejante: llanamente quiero exponer mi lloriqueo, así como muchos publican estados de facebook que no aportan nada interesante.
Veo que algunos publican fotos y les parece sencillo decir cosas como: "un amigo que conocí apenas"; "un amigo que en poco tiempo me cambió la vida"; "amigos que me hacen los días mejores". Soy incapaz de dar un periodo de tiempo estimado para decir: x es un amigo, esto porque caería en una especie de vaguedad, pero creo que estamos de acuerdo en paradigmas de amigos: aquellos que ya en unos 5 años conocemos, y que nos han visto en distintas condiciones y escenarios. Así las cosas, alguien con quien sonríes en tus clases -por un semestre (de esos semestres que no son de 6 meses)- o con quienes ves en pocas ocasiones sólo para reír, no caben en tal conjunto.
La causa de la molestia, como cualquier lloriqueo, tiene una razón extraña: ¿por qué insistimos tanto en llamar de determinada manera a quienes sólo son compañeros y de hecho nos hacen pasarla bien? ¿Por qué llamamos 'amigos' a quienes se les critica a espaldas suyas, no coincidimos con ellos -y también se dice a sus espaldas-, a quienes ya en una ocasión mostraron actitudes despreciables con nosotros y hoy día siguen teniendo actitudes extrañas? ¿Por qué darles un 'lugar' en el espacio de nuestro lenguaje, y más aún, uno que implica cosas interesantes como lo implica la palabra 'amigos'?
No es mi intención dar respuestas, sino exponer el asunto. Pienso que hacer tal cosa no tiene sentido, y no veo una respuesta sensata y más o menos entendible para justificar esas acciones que, seguramente, son triviales y todo el mundo lo hace. A lo mejor por eso es que tanto me inquieta: el común de la gente hace cosas tan jodidas que, como los demás las realizan, se vuelve ordinario y no hay algo que deba asustarnos, como gente ordinaria que somos. Ordinarios.
M. Téllez.
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