No es el roce de los jeans, no es la suciedad del piso. No es el cabello húmedo dentro de la toalla, aunque quizá es predominantemente eso. No es la carne blanda y desnuda, ni los oídos rebosantes de agua. Es un asco a todo y a nada, es ver lo que para otros es profundo y grave como una serie de fondos grises y superficies planas interminables.
Es la gran indiferencia aún frente a mis pasiones, frente a mis seres queridos, frente a Todos, a quienes quiero amar y proteger. Es decir y moverme de lo dicho: tomar distancia frente a mí misma. Es sentir que habito un cuerpo, el cual me importa y no. Me muevo en él pero bien podría hacerlo en un cesto de basura. Suceden cosas, pero están tan lejos...Sé que no soy la única a quien le pasa y eso me da igual. Aunque también me consuela.
Porque para mí ser infeliz es el vacío que se siente a la mañana siguiente de haber llorado intensamente, que mi propia Frustración y mi propio Dolor me son tan ajenos. Eso es la auténtica infelicidad. Aunque pueda acercarme a mí misma, llegar a creer que mi situación es verdadera y representa algo, siempre termino oscilando en una masa confusa.
Valencia.
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