miércoles, 31 de diciembre de 2014

SAL

A Nacho, 
manos de seda y puños de cal.

Los pies del obrero,
descansan en sal.

No, no descansan,
arden,
            lloran,
                        sufren,
                                     gritan,
¡se queman en sal!

Hoguera de 
sangre castigada.

Van,
         tropiezan,
caen. 

Sufriendo el pan,
                                 saliva seca,
                    -coagulada-
espesa
             y 
                 dura.

Impotencia articulada,
en puño de cal. 

Pan que calla las entrañas,
no embravecidas de hambre.

Embravecidas de lágrimas,
gritos, 
            llanto
                        y 
                            sal. 

sábado, 27 de diciembre de 2014

Efectos de los actos

Efectos de los actos

Hoy no siento tanto. Pero, permite que me explique.
  No siento al nivel de perder la cabeza y tengo duda de por qué ocurre así. A lo mejor tengo miedo, a lo mejor no quiero o tal vez quisiera saber tú qué piensas; y de esa manera entender cómo proseguir. No preguntaré aquí tú que sientes y qué reflexionas. La pregunta queda. Me siento extraviado y no es por ti. Deja lo explico. Extraviado porque no me percibo aquí. Digo esto porque si piensas 'extravío' como 'perderse', entenderías mal. Me pierdo cuando te beso, comienzo a sentir; pero de otra manera que no es la que definí al principio. Siento el roce de tu cuerpo junto al mío, siento la diferencia de cantidades y eso me hace sentir con responsabilidad. Te debo cuidar y a la vez dejar que mis pasiones te comuniquen lo que deseo contigo. Me pierdo en tu mirada, que nunca podré saber qué quiere decir y a pesar de ello, la manera en que la interpreto parece acertada o aproximada a lo que deseas. Me pierdo en creer que deseas lo que también deseo. Me pierdo imaginando en lo que puede ocurrir mientras sucede algo que me está cautivando. Aún así, me siento extraviado. Por momentos quisiera que me encontraras, después concluyo que no tienes porqué buscarme. Y así se me van los minutos, sin que esté pensando en este enredo. Está ahí, asechando, como aquellas heridas que surten efecto cuando uno menos lo quiere. Sí me gustaría perder la cabeza, pero, ¿cómo hacerlo si ni siquiera me percibo? Quisiera no tener dudas ni miedos, sin embargo, ¿cómo superarlos si estoy en este enredo? Un laberinto del que debo salir, donde no puedo lanzar chispas al aire para que me rescaten, donde los gritos son en vano, los rezos más inútiles de lo habitual. Como cuando la esperanza se desvanece. Y de esa manera me gustaría desvanecerme en ti, como algo inevitable cuando ves los hechos; cuya carga teórica le indican a cualquiera que era necesaria la consecuencia.

M. Téllez.

Maldiciones

Maldiciones

¿Por qué no te atreves a tocar el tema? ¿Por qué razón quieres caminar sin mirar atrás? ¿Es porque sabes que estoy detrás, no?
  Sin duda te señalaría como una cobarde. Sin importar qué dirían las filas de feministas rancias. Que me dejen en paz, que hoy no quiero hablar de los paradigmas de reconocimiento. Esta cuestión es distinta y no tienen porqué intervenir. No estoy sometiendo a quien le digo cobarde, no la estoy dañando. No bajo un argumento razonable, es sabido que los argumentos psicológicos referentes al daño se desmoran más fácil que el anhelo de ser intocable.
 Eres una cobarde. Y te maldigo por tu cobardía. Te presento una fila de argumentos razonables y los enfrentas con el silencio, con la evación, con un "no sé". ¿Cómo no desesperar? ¿Por qué no me alejas de manera violenta o tranquila? Sin duda prefiero la primera, con la segunda me dejarías con percepciones causadas por dudas, tales como: ¿por qué sigue siendo razonable? La carga teórica influye en esto, también. La razonabilidad es pensada -en este contexto, específico- como las sobras que aún pueden ser recuperadas y por alguna inducción extraña, que sean restablecidas. Pero no haces algo, callas, evades, me dices que ignoras. Lo dejo pasar, pero regresa ese sentimiento que me causa la duda. Así somos, queremos la 'verdad'. Y la verdad no duele, que nos dejen en paz esos llorones. Regresa la duda y el sentimiento, planteo la cuestión y reaccionas igual. Es entonces cuando desespero más y me dan ganas de maldecirte, como lo hago ahora. Los profanos le llaman 'ardor' a esta actitud. Me da mucha risa su actitud razonable de corte deontológico. No se tratara de alguien que no toleran porque se derrumba su estúpida actitud. A pesar de las ganas, no lo hago. Ya no. Hay algo que sí, pensar en tu actual situación. Dado el coraje, concluyo que sigues sin amor, ese amor que tanto buscaste cuando estaba a tu lado. Concluyo que sigues sola, como me contabas cuando estabas abrazada a mí. Rechazada por todos. Menos por mí. Y ahora por mí.
  Rechazada y cobarde, ¿qué me puedes decir? Mejor calla, haces bien en callar, en ignorar y en evadir.
 Así comienzan mis maldiciones. Después vacilo. También tengo mi conjunto de lloriqueos. Y quisiera estrecharte, no curar tus heridas con palabras, caricias, roces ni besos. No. Prefiero que seas consciente de mi presencia, que la valores de corazón. Pero ya no es tiempo de realizar esas acciones. ¿Cómo es que lo sé? No lo sé. Es tu silencio el que me hace concluir.
 
M. Téllez.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

LLORO


Cae,
        el llanto,
entre sollozos
                   -Impotentes reclamos- 

Lloro, 
       por qué, de qué, 
                                    por algo.
Sé que lloro, 
                   entre risas, pieles 
                                                y ojos.
Lloro por algo, 
por todo. 

Por el vino sin alcohol, 
Por los pecados, 
                            desterrados de la carne.
Por el cigarrillo, 
                          sin tabaco y nicotina. 
Por las vegetarianas, 
                                   potomaniacas. 
Por los culos esculpidos únicamente para cagar.
Por los ciclos vislumbrados, 
                                                jamás cerrados.
Por los demonios enclaustrados.
Por la desgraciada vanidad de poeta, filósofo y loco de academia.

Lloro por ti, por él, por mi. 

Lloro por el mundo,
absurdo y egoísta.

Por la sombra que cobija,
encarcelada a los pasos,
Corre, 
          vocifero,
-angustia derramada- 
no puede,
corro, con ella, en ella 
                                  sonríe,
                                            llora,
lo sé. 


lunes, 22 de diciembre de 2014

Vacío

Vacíos

Sea el caso de alguien que tiene una vida 'estable'. Definiré estable como alguien que tiene relaciones sociales basadas en una lealtad razonable hacia sus amigos -y viceversa-, tal vez una novia razonable, afectos positivos hacia su familia -y viceversa-, en una sola palabra, alguien que tiene en quién confiar, con quiénes sonreír, con quiénes departir o con quiénes beber un buen cóctel. Teniendo algo así, no podríamos pedir más en tanto a nuestro ámbito social. Pero, ocurre algo. Nos aburrimos de nuestras acciones. Ya había escrito algo similar a lo que planteo aquí, en aquella ocasión mi conclusión era el pensar en el suicidio -claro, teniendo en cuenta otros factores, no sólo lo social- como una decisión razonable -alejándonos de las típicas críticas, tales como que es cosa de cobardes y demás cosas fundadas en creencias rancias-.
 Esta vez es distinta la conclusión y la causa por la que retomo ese hastío que origina la rutina, a pesar de que tengamos una vida estable. En esta ocasión estoy pensando en los agentes por los que definí lo que es estable. Pienso que en algún momento debemos pedir un descanso, o alejarnos en silencio. Hacernos a un lado mientras ellos departen, mirar, escuchar alguna canción mientras le damos un buen trago a nuestro cóctel y entender que no siempre estamos -ni tenemos por qué estar- en disposición de alguien, así sea alguien a quien le tengamos un profundo aprecio. Esto no implica que seamos groseros con esas personas o que olvidemos ese profundo aprecio que les tenemos, claro que podemos discutir lo segundo, pero lo primero es inobjetable.
 Debemos alejarnos, ellos también nos cansan -como la rutina-, de manera sutil, pero ocurre. Y no hay porqué temer respecto a ese sentimiento, es claro que somos cambiantes, ya Kant nos decía que la permanencia no está en nosotros. Hoy nos sentimos muy fuertes, mañana que les hable esa persona en quien han depositado toda su confianza, todas sus acciones, en una sola palabra, esa persona por la cual depende su vida, para decirles que ya no quiere que la busquen ni que tengan comunicación pues ya encontraron a alguien más, entonces ya no serán fuertes. O tal vez sí. Estoy seguro que no. Somos cambiantes. Y por tanto no hay razón para no entender que de repente nos aburramos de los agentes por los que definimos la vida estable -al menos en el sentido que le quiero dar a este discurso-.
 Lo anterior tiene una finalidad: debemos darnos un respiro. Incluso teniendo amigos, nos podemos sentir invadidos. Muchas veces me pregunto qué piensan de mí mis amigos, si es esperan algo, si es que creen que ya me conocen, por qué se juntan conmigo, qué ven en mí o qué les motiva para aceptar una invitación mía para ir a departir mientras bebemos o escuchamos música. Y lo pienso porque no quisiera que me idealicen. No quisiera que esperen algo de mí, así como ellos esperan de ellos. La lealtad está ahí, pues son mis amigos, de eso no hay duda. Ojalá no vayan más lejos y no olviden que aunque intento defender que debemos esforzarnos hasta lo más, no dejarnos caer, buscar, correr, que aumente nuestra respiración y querramos más, uno también se cansa. Es la maldita condición de humano. Hay consecuencias. Es imposible andar con precaución para no joder a otro, no somos adivinos ni olfateamos cuando alguien no está de humor'. Pero somos razonables. Así como observadores y atentos a las palabras que el otro dice.
 Esto es un lloriqueo, o tal vez no. Lo que hay detrás y quiero dejar claro es que la razonabilidad es fundamental en el ámbito de la amistad. Al menos la amistad que sostengo aquí, que es una basada en un diálogo si no pedante sí que se esfuerza por ser estructurado y que intenta llegar a algún fin. Además de que es una relación que nos brinda el apoyo para no sentirnos solos frente a circunstancias que si no son muy fuertes, sí nos afectan por aquella condición a la que maldigo en distintas ocasiones, la de humano.

M. Téllez.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Extrañar

Extrañar

De poco sirve pensar que ya no estás aquí. Te extraño. Nuestras acciones ya eran cotidianas, no por eso carentes de vitalidad o valor. A veces aburridas o muy pasivas. No por ello carentes de importancia para mí. Me hago la cuestión ya común de joven, ¿ tú qué pensarás?, ¿también extrañarás cómo era cuando convivíamos? Ya qué importa- me digo. Sin saber si sea cierto o falso. Sé que en este ámbito no se trata de algo verdadero o no. O eso pienso. Detesto mi condición de humano. Estoy seguro que no soy el único que quisiera ser como una memoria artificial, donde es posible eliminar datos, sin que quede rastro alguno. Eso he tratado de hacer con las memorias que tengo de ti. No he podido. A veces bebo para poder escribir respecto a éste tema. Estando sobrio sé que estos temas son ínfimos, no valen la pena, hay cuestiones más importantes que estos lloriqueos de humano. A pesar de que los pienso así, mi estancia de solo no apoya esa tesis. Al contrario, me orilla a dudar, a preguntarme si estaré haciendo lo correcto, pues ya es mucho tiempo que no logro superarlo. Una cicatriz que no se va. Como las arrugas que jamás se irán. Marcas de la vida. ¿Para qué tendrán que estar esas marcas? Hay marcas que son superficiales, no se sienten. Sólo sabes que están ahí cuando alguien las menciona. Sin que te mencionen sé que estás ahí, en donde mis memorias. Cicatriz que no requiere ser nombrada.
 
Déjame, déjame ya. ¿No ves que abandoné tanto y luego de tu desprecio no pude recuperar algo? Aquel cambio no hizo ruidos. Bastó la razón para no caer. Sólo me detuve, un respiro, me toqué las rodillas, sentí el cansancio: debía continuar. Continué. Continúo. Pero como ese deportista que no quiere entender que requiere descanso, donde su carrera se ve en peligro, serio o no serio, sigo sin detenerme. Ignoro las caricias que puedan servir como masaje, ignoro los besos que quieran ser una anestesia. Ignoro un cuerpo que quiera darme su energía. Como si lo que necesitara fuera transferencia de energía. No hay energía como la mía. No la hay. O eso pienso.

M. Téllez.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Entre mis libros.

Entre mis libros

Tomo un vaso de vino. He roto todas las copas que tenía. Algunas con amigos, el resto yo solo. No me resulta sencillo hablar de lo que siento sin una buena bebida. Hay quienes creen que beber para hablar es de cobardes. Se equivocan. Hay tantos imbéciles sobrios que sólo hablan porque tienen boca. En mi situación, he dicho bajo qué universo de discurso ocupo una bebida.
  Veo tus nuevas fotos y luces hermosa. Sin embargo, el sentimiento no es todo admiración. Sé que no puedo mirarte en la escuela, por tu casa, con tus hermanos, tus padres, en el parque, etc. No sé si algún día pueda mirarte en algún lugar cotidiano. Por eso mi sentimiento no es todo admiración.

M. Téllez.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Acciones distintas

Acciones distintas

Las protestas siguen latentes en la ciudad y en otros estados. Pero lo que escribo lo hago pensando en mi ciudad.
  Durante años se ha marchado y se consigue poco. Pero no hablemos de los resultados para no meternos en discusiones' que no tienen caso. Hoy se marcha por 43 desaparecidos. Ahora se protesta por los llamados presos políticos. Después por las detenciones arbitrarias -que bien pueden formar parte del conjunto de los presos políticos-. Hoy comenzarán las protestas por ésta nueva tendencia, a saber, que se persigue a los 'activistas', o bien, personas que se encuentran en las cuestiones sociales de hoy día. Las llamaría políticas, pero cada vez que suena 'político', 'política', 'políticas', etc., esa palabra que designa asuntos complejos, hoy ya tiene el tinte de corrupción, de gobierno autoritario. Nuestro Estado está en ruinas. Es sabido que hay buenas cosas en el D.F., pero no tendría que ser perseguida la gente por expresar sus creencias, a menos -tal vez-, que violen la integridad de otras personas o sean prácticas no defendibles. Pero hacer una protesta o participar en asambleas no pertenece a esas cuestiones, o al menos eso pienso.
  Nuestras acciones deben cambiar. En escritos anteriores es claro que defiendo la democracia, que pienso que -como Rawls- nuestras instituciones se deben regir por principios establecidos luego de algún consenso, con el uso de la razón, etc. Pero, como bien señala Rawls -también-, seguir principios es razonable sólo cuando el otro los sigue. Y el Estado, que debe garantizar libertades, hoy día no lo hace. Es un Estado en ruinas, como dije.
  Si van a marchar, piensen porqué lo hacen. Ver tanta gente reunida en un sitio por un motivo, sólo causa un sentimiento. No tiene sentido que haya gente en las calles con enojo y frustración. Los sentimientos son importantes, de eso no hay duda, pero no deben ser esos factores los que dirijan nuestras acciones. El gobierno ya las conoce bien. Siempre se ha marchado que el gobierno ya sabe cómo ensuciar las marchas, o tal vez el gobierno ni siquiera ocupa hacer algo. La organización es un desastre en muchas ocasiones, se estipula algo y alguien por alguna emoción realiza otra cosa. Se debe entender que si se marcha hoy día, se está paseando por la puerta de la violencia. Pienso que estamos en ese nivel. Por eso comencé que hay que cuestionarnos porqué lo hacemos -marchar-. Si creemos que marchando equivale a una solución, somos unos ingenuos. Tal vez cercar a las autoridades sea más factible, pero no menos peligroso. Y eso es lo que debemos entender. Estamos en peligro. Y esto no debería causarnos miedo, debería ponernos alerta, entender que no todos estamos en condición de estar en un enfrentamiento. Alguna vez presencié un enfrentamiento entre granaderos y encapuchados, me pareció un teatro. Si la gente fuera organizada y tuviera mentalidad de corte estratégico, los granaderos estarían en mayor peligro, podemos tener más armas que ellos. Y somos más. Pero no quisiera que el texto se preste a que estoy incitando a un levantamiento, eso sería también muy ingenuo. Hay que pensar, las cosas cada día se tornan más difíciles. Nuestras acciones deben cambiar.

M. Téllez.

lunes, 17 de noviembre de 2014

SED

Tus labios, se empalman
a mi horizonte vertical.

Ayuno que traga mi saliva,
beso que no sabe,
                            insipido,
beso que no huele,
                            inodoro,
beso que no es beso,
                            infame.

Un último respiro,
un estarse disipando, esparciendo,
                                                     mutilando. 

El hambre,
                  te acongoja y grita,
vocifera,
                  órganos secos,
se adhieren,
y pegan al hueso,
                           alabastro,
tu carne,
ya no es carne,
                          ni sangre,
es tierra,
polvo,
beso que te disuelve.

Nunca viniste calma,
                     viniste a darme sed,
a empaparme de sed,
por la tierra seca que eres tú.

Tierra infértil.

Cae una lágrima y no se abre el mundo,
se abre el hambre,
                            tu hambre,
cada vez, más viva
                            y pusilánime.

jueves, 23 de octubre de 2014

Cartas perdidas para una cristiana

Cartas perdidas para una cristiana 01/04/13
 
No entiendo porqué la gente siempre o la mayoría de las veces, tiene una cara larga' como dicen, en el transcurso del día. Ignoro si no tengan razones por las cuales sonreír, aún así, deberían entender que si sonríen al menos un poquito', las cosas se tornarían de diferente manera -o eso creo-, sin embargo, ¿cómo motivar a la gente?
 
M. Téllez. 

Cartas perdidas para una cristiana

Cartas perdidas para una cristiana 29/03/13

Es cierto que no puedo contarle cosas a las personas que me rodean. Es algo frustrante, ignoro si te llegue a ocurrir algo similar, en mi caso es frustrante, como te digo. Sabes, a veces siento que pensar' las cosas es una especie como de "maldición" si me permites llamarle así. Porque haces analogías, entonces conforme una persona ya te dio respuestas sobre algún tema, ya sabes de alguna forma, cómo es su proceder y por lo tanto ya puedes suponer cómo serán sus respuestas o sus consejos en temas diversos, es a lo que se le conoce como postura', al menos esa es mi definición. Entonces, debido a sus posturas, hay temas que ellos no son capaces de llevar con calma' y también, no son capaces de no inmiscuir sus sentires con el tema, sus propias experiencias en el tema etc... Sé que es frecuente que cuando nos cuentan algo, nosotros decimos alguna anécdota que tuvimos, y que tiene que ver con "x" tema, sin embargo, cuando se trata de un problema' o de un tema que una persona te cuenta buscando una solución, una especie de consejo', creo que lo primero no es recurrir a ese método, sino analizar las partes del problema', haciéndose a un lado del problema', es decir, no inmiscuir sus experiencias, sus creencias etc., sino tratar de llegar al meollo del tema para así poder otorgar una o más soluciones posibles al tema. Es el caso que las personas que me rodean, no captan (ni captarán quizás) este procedimiento. Es cierto que debemos aceptar a las personas como son, las acepto de hecho y demás. Aún así, pienso que una cosa es soportarlas', y otra cosa es hacer que entiendan de razones... Es algo muy problemático ¿no lo crees? He pensado mucho este problema', vaya que sí es problema, no debe llevar el apóstrofe que le pongo a las palabras que son un tanto dudosas, ahora sabes porqué uso mucho a veces este signo ' . Es por eso, lo hago cuando la palabra es un tanto dudosa o para hacer que no recaiga un poder real de significación o mejor dicho, para que no le otorguen un valor tan pesado que no debe adquirir.
 Por lo anterior, se sigue que tengo entonces restricciones para contar las dudas que me atormentan' en diversas ocasiones. Contigo no me ocurrían cosas así, eres de las pocas (si no es que la única) que escuchaban completamente mi discurso', y lo asimilaban, decían su pensamiento sin inmiscuir o provocar una especie como de "polémica" como dicen, que ese es otro problema, a veces la gente no sabe usar las palabras y provoca malentendidos, en tu caso, empleabas palabras sencillas y no lo sé, me sentía comprendido. Muy comprendido.
 
M. Téllez.

Cartas perdidas para una cristiana

Cartas perdidas para una cristiana 28/03/13

Permíteme decirte algunas cosas que he notado y son importantes.
 Sabes, la gente la mayoría de las veces dice muchas cosas que creen verdaderas. Sin embargo, casi' en su totalidad lo dicen por hecho momentáneo, es decir, apenas perciben algo y se aventuran a declarar muchas cosas. Especialmente en el tema de los sentires' con respecto a otra persona. Quizás se piense que eso es natural, y puede ser que sí, sin embargo, lo que he podido ver, es que las especulaciones que las convierten fácilmente en verdades', son carentes de análisis, es decir, no las cuestionan, sólo las dicen, y eso creo es algo muy peligroso'... Parece algo obvio, y exactamente esa "obviedad" digamos, hace que pierdan valor las palabras en algunos casos. Otro problema', es que quizás no parezca cosa seria', sin embargo, creo que eso es otro factor, pues no se le otorga suficiente seriedad a lo que se dice.
  Planeo estar escribiéndote, por lo tanto me gustaría que todo' o casi todo, quedara muy claro, lo más
claro posible. Mis motivos del porqué escribirte, quizás los diga más adelante, aunque quizás, sí, sé que sería muy poético hacer una especie de discurso del porqué te escribo, aunque quizás se puede resumir a que eres muy especial para mí. Parece algo aventurero' como lo que dije arriba, aunque exactamente por eso desarrollé esos "problemas" porque lo que te digo aqui, se excluye de esos casos, quiero que me creas lo más que se pueda, siempre me pareció importante escribirte, hablarte y cosas así, no ha cambiado eso. Te comparto lo más íntimo que tengo, que son mis pensamientos, ¿por qué? precisamente por esas cuatro palabras que parecen muy "obvias" o digamos "simples", sencillas", incluso ya en muchas ocasiones, carentes de valor', la gente las usa de una manera que las "prostituye" como se dice a veces, que pierden su poder real'.
 
M. Téllez.

viernes, 3 de octubre de 2014

¿Sólo por un zapato?


Estaba desconcertado; aún no recuperaba la noción del tiempo que había perdido hace algunos instantes y sentía una fuerte presión en la base de la nuca. Emanaba un incipiente dolor punzante de mi rodilla derecha. Me invadió la necesidad de dirigir mi vista a la derecha y, luego, a la izquierda para poder identificar un punto de referencia que me indicara mi ubicación. Logré ver el cielo nocturno sobre automóviles en curso, semáforos descompuestos, luces de neón y negocios varios: Una panadería, dos puestos de periódicos y las clásicas “tienditas”. Me pareció extraño tomar consciencia de todo lo anterior estando sentado sobre un pequeño banco de madera dentro de un puesto de dulces cerca de un cruce de avenidas. Todo cobró una consistencia homogénea en el momento en que el dueño del puesto en donde yo descansaba se me acercó y me preguntó — ¿Ya se siente mejor, joven? — Mi rostro reflejaba extrañeza (aunque no tenía un espejo frente sabía que mis facciones emitían un sentir de rareza absoluta hacia la cuestión) y, a pesar de no encontrarle inmediatamente sentido al comentario de aquel señor, sólo me incliné por responder afirmativamente asintiendo la cabeza. La benevolencia del comerciante lo orilló a sugerirme que llamara por teléfono a algún familiar, especialmente a mis padres, para explicarle lo sucedido. Ante esto, sólo esperé unos minutos para llevar a acabo dicha sugerencia y, una vez realizada, guardé mi teléfono en el pequeño bolsillo de mi camisa. Después de una pequeña plática opté por agradecerle sus atenciones y marcharme camino a casa.
Cuando logré dar cuenta de mi ubicación y dispuesto a partir, contemplé dos opciones para llegar a casa: El “Metro” y el “Metrobús”. Sabía que en mi condición y en mi confusión casi total, abordar el “Metro” a esas horas de la noche era prácticamente un acto suicida. El ajetreo de las personas, el calor infernal y las frustraciones generadas por las altas deficiencias del trasporte acabarían por joder a cabalidad mi estado físico y anímico actual. No tuve más opción que abordar el “Metrobús”.
Recargué con seis pesos mi tarjeta para poder ingresar al trasporte y, una vez dentro, esperé la llegada del mismo. Junto conmigo muchas personas también esperaban el autobús y dado eso, no pude abordarlo hasta después de haber dejado pasar dos camiones. Justamente, a la llegada del tercer autobús —Al número tres se le suelen atribuyen propiedades mágicas, místicas y esotéricas ¿curioso, no? —, desde que yo estaba ahí, pude cruzar sus puertas y acomodarme en la parte de atrás para no estorbarle a nadie, ni de enfrente, ni de atrás, ni de los lados. Me coloqué los audífonos en los oídos, pulse “play” en el reproductor que escondía en el bolsillo izquierdo del pantalón y pasados diez minutos de viaje, mientras sonaban unas rimas de Lírico, me percaté de que la chica que estaba parada a mi costado y el amigo con el que venía platicando comenzaron a buscar algo que al parecer se le había caído de su pequeña existencia femenina. Ante tanto movimiento me quité los audífonos y moví mi mochila para que ella pudiera buscar su objeto de una manera más cómoda. Sin más, se agachó e hincada sobre sus rodillas, pude ver que metió su brazo en una ranura entre la salida de emergencia del trasporte y el piso del mismo. No pude evitar oír su distintiva voz comentando que no lograba alcanzar aquello que se le había caído. Yo, como buen partidario del deber ser y del imperativo categórico, además, sabiendo que mis características corporales me podían permitir alcanzar su objeto dada la longitud de mis brazos, no dudé en dirigirme hacia ella para expresarle que tal vez yo sí podría devolverle su objeto de la ranura donde había caído. Ella sonrió y accedió a dejarme sacarlo, pero no titubeó en mencionarme que aquello que había perdido era su pequeño zapato. Me agaché y traté de sacarlo, pero como no pude conseguirlo no tuve más opción que levantarme para decirle apenado que mi intento fue insuficiente. Para mala fortuna mía (al menos eso creí en ese instante), al momento de erguirme, mi viejo teléfono salió violentamente de mi bolsillo y, como si hubiese sido guiado, cayó exactamente donde ella había perdido su zapato.
El incidente había generado una serie de risas que parecía no iban a terminar en varios cuartos de hora. Ella me pidió disculpas, pues, pensaba, era su culpa que mi aparato cayera. Desde luego, comenté negativamente —No fue tu culpa, fue error mío. Al final no pude alcanzarlo—. Consecuentemente, comenzamos a platicar. Supe su nombre, ella supo el mío. —Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM— respondí cuando me preguntó si estudiaba. Pregunté lo mismo, pero ella, a diferencia de mí, contestó con su pequeña voz —Yo trabajo en el Museo Nacional de Antropología; soy técnica en Restauración—. Seguro ella esperaba mi rostro de sorpresa y si no, de todos modos no pude ocultarlo; ¡jamás había conocido a una Restauradora!
Avanzado el diálogo pude profundizar un poco en sus preferencias. Al parecer ambos cuadrábamos en nuestro gusto por el arte. Se me escapó, dada la diversión de la plática porque aún se oían risas, decirle que la Filosofía del arte, la Estética y la Filosofía de la historia me estaban persuadiendo de ser objeto de toda mi investigación filosófica, lo cual (al menos me gusta creer) le “cautivó” de alguna manera. Cuando pensé que no podríamos tener más puntos en común, se le ocurrió preguntarme cómo fue que obtuve un lugar en la “Máxima casa de estudios”. Tuve que responder necesariamente, dada mi honestidad, que lo hice mediante el “Pase reglamentado” que había ganado por ingresar (y mantener mi promedio) a mi preparatoria: La Escuela Nacional Preparatoria #2. Ella, asemejándose a mí, se sorprendió y exclamó — ¡Yo también iba en esa escuela! —. Fue notable mi emoción al escuchar eso y con esa misma pasión siguió la plática durante todo el trayecto hasta llegar a la terminal del trasporte.
Al llegar al final de la ruta, el amigo de ella acudió al conductor para comentarle nuestro percance de las estaciones pasadas y así poder recuperar nuestras pertenencias. Una vez recuperados los objetos, salimos del autobús y, aún dentro de la estación, nos despedimos de su amable compañero para seguir el camino que ambos debíamos tomar para llegar a la avenida consecuente. Durante la breve caminata me fue imposible contener mi impulso sumamente pasional de saber su número telefónico; ¡Tenía que contactarla para verla de nuevo!
Obtuve sus datos, ella obtuvo los míos, pero más que eso, obtuvo mi atención. Cada cual tomó su camino y aunque ambos dijimos “Adiós”, yo estaba seguro que sólo era un “Te veré pronto”. Un beso en la mejilla y no he podido olvidar el olor de su delicado cuello. Algunas miradas y no he podido olvidar la viveza de sus ojos. Muchas palabras y no he podido olvidar la finura de su boca.
Un desmayo, un zapato, un “gracias”, un “adiós”  y sigo creyendo fervientemente que las coincidencias no existen.
Estoy siendo diferente, ¿Sólo por un zapato?
¿Y si a ella jamás se le hubiese caído su zapato?
¿Y si…? 

Diego A. Moctezuma


sábado, 27 de septiembre de 2014

AutomovilitOs vs. AutomovilistAs

Acabo de leer un estado en FB que despertó en mí esa voz parlanchina que los estudiantes de Filosofía, por lo menos, no podemos callar ni queremos que se calle. El estado decía: "Las mujeres deberían tener clases de manejo obligatorias. Que duren un semestre." A lo que no dudé en responder: "También los hombres."
Todo esto desencadenó un estira y  afloja muy extraño pero común en nuestra sociedad. Por supuesto, la culpa siempre es de la mujer: que si chocaron fue culpa de la mujer, que si no se pasa el alto la mujer, que si va muy lento es porque es mujer... Y claro "¡Tenías que ser vieja!" se escucha diariamente.
Yo no sé conducir pero sí me sé de memoria este discurso diariamente repetido. Claro, "las mujeres son buenas para muchas cosas pero no para conducir."

Estamos en una sociedad hipócrita donde se defiende "la equidad de género" pero se sigue siendo excluyente y dudando de las capacidades de las mujeres. 
Entonces, me pregunté si de verdad las mujeres confuctoras los hacen tan mal. Busqué en la red y por sorpresa encontré que la mayoría de los accidentes son causados por los hombres... ¿Entonces, qué ocurre aquí? ¿Por qué los hombres se quejan tanto de sus compañeras humanas? 
Siendo el 74% de los accidentes viales más graves protagonizados por los hombres (http://diario.latercera.com/2011/10/01/01/contenido/pais/31-85388-9-estudio-muestra-que-el-74--de-los-accidentes-de-transito-es-protagonizado-por.shtml), me pregunto ahora: ¿Qué es para estos hombres "manejar bien" ya que afirman que las mujeres no saben hacerlo? ¿Será rebasar los límites de velocidad y pasarse los altos?
No es mi pretensión hacer apología de las contuductoras, sino mostrar lo mal informados que estamos y sobre todo que tanto hombres como mujeres necesitamos BUENAS CLASES DE MANEJO y no sólo eso, sino ser RESPONSABLES para así comprender que no tenemos derecho a exponer la vida de otros. Esta discusión no me parece que sea sólo una más de géneros sino, una discusión de carácter general para la adecuada conducta vial ciudadana. 
Ahora me pregunto: ¿Cuál es la pelea siguiente: peatones contra automovilistas, motociclistas contra ciclistas o padres contra hijos? Como sea, estas tres antes mencionadas también se llevan a  cabo y seguramente habrán muchas más de las que pueda pensar en este momento.
Ixchelt Hernández

El planeta esta bien, la gente esta jodida.


Cuántos de nosotros no conocemos o tenemos cerca alguna de aquellas personas que se preocupan por todo, se preocupan por el agua, el aire, la tierra, alimentos transgénicos, cáncer, especies en peligro de extinción y, de las cosas más interesantes, se preocupa por el planeta. Pero hay que detenernos a pensar en estas preocupaciones, en especial en estas dos últimas, la preocupación por las especies en peligro de extinción y por el planeta.

Salvar especies en peligro de extinción. No es más que otro intento arrogante de los humanos de controlar la naturaleza. Y es que el problema no es la buena intención de salvar vidas, o como suelen llamarlo: salvar La Vida (así, con mayúscula), tampoco la intromisión con los procesos naturales, sino que existe esa idea de que los humanos son capaces, no solo de modificar y controlar, sino de salvar a la misma naturaleza, ¿no es eso un acto de gran arrogancia?
Pensemos en que las especies naturales que el humano ha conocido no llegan a abarcar, ni con gran esfuerzo, la totalidad de especies que han existido en el planeta. Todas aquellas especies con las el humano no tuvo contacto desaparecieron, están extintas, eso es lo que hace la naturaleza, son ciclos biológicos. El humano no interfirió para que esas especies desaparecieran.

Así podemos notar la importancia que nosotros mismos, como especie, nos damos dentro de los procesos naturales. Dejemos que los procesos de la naturaleza funcionen tranquilamente. Es mucha la importancia que nos damos. Ahora todos quieren salvar algo, salvar árboles, osos, ballenas, y, como hemos dicho antes, salvar el planeta. No nos basta con querer salvar especies en peligro de extinción, sino que ahora queremos ¡¡salvar el planeta!! ¿será esta la mayor arrogancia de todas, hablando de nuestro intromisión en la naturaleza?

Pero a esto solo podemos lanzar una pequeña pregunta: ¿Pretenden salvar el planeta, cuando ni siquiera hemos aprendido a cuidarnos los unos a los otros?

Y todas estas personas preocupadas por salvar el planeta ¿realmente están interesadas por el planeta? ¿O no será que, en el fondo, lo que les interesa es vivir en un lugar limpio para su comodidad? Les preocupa que en algún momento en el futuro se vayan a sentir personalmente incómodos por vivir en un lugar mal cuidado.

¿Y el planeta realmente necesita de nuestro cuidado? El planeta ha existido, según los descubrimientos científicos, por billones de años, ha padecido infinidad de cambios, ha pasado por cosas mucho peores que nosotros, terremotos, volcanes, placas tectónicas, flamas solares, manchas solares, tormentas magnéticas, reversiones magnéticas de los polos, bombardeo de cometas, meteoros, inundaciones, eras glaciales, ¿y nosotros creemos que unas bolsas de plástico y unas latas de aluminio harán la diferencia? El planeta a penas y se verá afectado por eso, si es que lo afecta. La industria pesada, considerada como el mayor contaminante ambiental, tendrá, por mucho, trescientos años, de los que el humano ha habitado el planeta. Realmente considero que no podemos comparar aquellos trescientos escasos años de industria pesada a los billones de años de afectaciones que ha tenido el planeta.

Así que pensemos una vez más aquello de salvar el mundo. ¿Realmente queremos salvar el mundo o solo queremos mantener las condiciones en las cuales nuestra existencia es posible, hablando biológicamente? Esto, obviamente, no esta pensado para que dejemos aún lado el cuidado del ambiente, sino para que observemos la arrogancia que el humano tiene respecto a su papel en el planeta. Dejemos de darnos tanta importancia en lo que se refiere a los procesos de la naturaleza y a la intervención que tenemos en ellos.

El planeta estará aún por mucho, bastante tiempo, nosotros, en cambio, solo estamos de paso, por un momento, quizá somos un accidente biológico, quizá solo somos una molestia superficial para el planeta, y como todo ser viviente que cuenta con un sistema de auto-defensa, se deshará de nosotros, terremotos, erupciones, tsunamis, enfermedades, virus, existen muchas formas en las que lo puede hacer.

El planeta esta bien, la gente es la que esta jodida. Al planeta le es indiferente las acciones que hagamos, los afectados directamente somos nosotros. Cuidar del planeta no es preocuparse por los árboles y el agua y la tierra, cuidar el planeta es cuidar las condiciones en las que podemos mantenernos estables como seres humanos. Y dejamos a consideración la pregunta: ¿Pretenden salvar el planeta, cuando ni siquiera hemos aprendido a cuidarnos los unos a los otros?

domingo, 21 de septiembre de 2014

Detrás de la ventana



Detrás de la ventana

Sé bien que me ves
por detrás de la ventana
mientras debajo de mí
Alma está en tres

porque lo tuyo no es mío,
mas lo mío es tuyo.
Vivo infortunio
enfrentándome a ti. Crío

soy; me intimidas,
me deshaces, me cautivas.
Sigo tu fin, tu camino
y no llego. ¡Vida

mía! Hay agua, mas no hay pan.
Sangre va al compás
desecho del verso
que solté; jamás volverá

pues en prisión
estaba, como yo en ti;
él quiere libertad y yo
contigo la tengo.

Si vas, voy. Si vienes, vengo.
Escapas del hoyo
Cuando me metí.
Estoy perdido. Corazón

no desfallezcas por
ella, que si se da cuenta
apuesto vendrá, mas no
por voluntad propia.

La anhelo pura; copia
nunca, ni falsa hoy.
Con risa coqueta
la quiere este escritor.

Diego A. Moctezuma

sábado, 13 de septiembre de 2014

Farsas mutuas

Farsas mutuas.

Es común conocer a personas. Es común que quieras conocer a alguien, para luego tener alguna relación. Así pasa. ¿Qué tanto se cambia durante ese proceso? Pienso que mucho, en ocasiones, al grado de dejar actitudes que tenías y luego se fueron.
  Tenía una amiga que durante nuestra amistad -pienso en amistad cuando los momentos son prácticamente del todo lúcidos y lúdicos, y si no es así, que están ahí- me decía en distintas ocasiones: "mis amigos son primero". Después me contaba que era común -y para ella 'normal'- que sus parejas se molestaran porque en el típico caso de dar preferencias a alguien, le daba la prioridad a los amigos. Después tuvo un amigo, con el que ha tenido una relación larga, no me interesa si estable o no -supongo que poco estable-, pero sus amigos ya no eran primero. ¿Por qué? Porque a su pareja sus amistades no le caían bien. Así pasa. ¿Cuánto cambiaste?
  Sabemos que no todos son partidarios del pensar. Algunos dicen que si piensas mucho, te complicas la existencia y es una pérdida de tiempo. Imaginemos que esas personas se topan con alguien que se complica la existencia, es decir que piensa, no sólo se topan sino que son pareja. La otra persona que piensa no cambia, y quien modifica actitudes es nuestro agente que acusaba el reflexionar como complicarse. Termina pensando de repente, más que antes. Quién sabe si le guste o no, tampoco me interesa saber eso, al final se lamenta del cambio. Después deja el lamento y sólo sabe que pasó. ¿Cuánto cambiaste? Quien pensaba en esa relación intenta dejar a un lado el reflexionar y ser trivial como lo es la mayoría de la gente. ¿Cuánto cambiaste?
  Luego de lo anterior, ¿no somos a caso una especie de farsa y además, mutua? O, ¿qué querrá decir ese hecho? No creo que la respuesta sea la que viene en las frases de cereal: 'cambiamos por amor'. Tal vez no nos tomamos en serio quiénes pretendemos ser, si es que lo sabemos. Nos moldeamos según la circunstancia, y si no es así, entonces somos necios o seguros de algo por lo cual debemos dar razones; si es el caso que debemos dar razones. ¿Será adecuado modificarnos? La pregunta gira entorno a este contexto, porque es obvio que sí debemos cambiar cuando somos necios y no escuchamos las razones del otro, y es el caso que de hecho sus razones son convincentes ante alguna actitud que nosotros pensemos esté bien' cuando de hecho no sea así.
  Sé que he hecho cambiar' a varias personas, algunas han sido amoríos', ¿cuánto cambiaron? También ellas han modificado algo en mí, pienso que ha sido para bien, y no -tal vez- por causa directa de ellas, sino por mirar consecuencias y querer evitarlas. Sé que son pocas las personas que se toman en serio ésta cuestión del 'cambio' propio'. Ejemplos hay un montón: la madre que regresa mil veces con su pareja alcohólica, que le da preferencia a ese ebrio y no a sus hij@s, que quizás la han apoyado cuando tal vez no se merecía ayuda. Lo pienso como cambio porque lo común es alejarse de aquello que nos hace daño, o ya no a nosotros, pensando en rol de madre o padre, en el daño hacia tus hijos. Parece que los animales defienden más a sus crías. Pensando en los animales que lo hacen, porque es obvio que quienes no, no se les objetaría.
   ¿Cuánto me cambiaste?

M. Téllez

lunes, 1 de septiembre de 2014

La arrogancia y el talento.


De múltiples maneras, el lenguaje nos constituye. Lo que decimos de nosotros y la intención que lo sustenta no son meras explicitaciones de una idea, sino que vuelven a nuestro espíritu con una fuerza modeladora del mismo.

Todos hemos conocido a gente arrogante en mayor o menor medida. Algunos lo serán descaradamente, otros harán el uso de la falsa modestia en el hablar de sí mismos, otros más mencionarán de pasada lo que son, han hecho y las alabanzas que les han dado. La mayoría de nosotros se encuentra en alguno de esos rangos ya que necesitamos constituirnos de la mejor manera posible y nos ayudamos del lenguaje, como ya he dicho.
La arrogancia en el hablar de nosotros mismos está unida al talento, la habilidad para hacer o ser algo- que puede ser real o una mera imaginación que nos ayuda a sentirnos valiosos. Sea cual sea el caso, la relación es estrecha.
Y es que el hecho de saber hacer algo siempre se establece de forma comparativa pues, por supuesto, nos constituimos frente al otro. Si yo sé bailar, escribir, aprender o socializar mejor que tú, necesariamente he de formarme un lenguaje con respecto de ello aunque sea que sólo lo piense. Es entonces cuando la arrogancia aflora, y su intensidad variará acorde a nuestra personalidad.
Quizá la arrogancia no sea siempre negativa, el sentimiento que le da sustento ayuda a conformar nuestra autoestima. Pero cuando sirve para humillar al otro o constituirnos por encima de él, toma un cariz negativo por ser instrumento de daño.
El ser arrogantes es símbolo de inconsciencia, aunque dure solamente un momento. Puede ser que alguien tenga un profundo sentido de la humildad y de cuando en cuando tenga ínfulas de superioridad, debido a nuestra condición variable.
La arrogancia es también manifestación de la poca claridad que tenemos respecto de nosotros en relación con el talento o habilidades de los demás: siempre podemos ser superados, suponiendo que exista la objetividad y podamos comparar sin dudas los comportamientos humanos que nos hacen sentir orgullosos como especie.
Es por ello que creo que la mejor manera de ser es hacer, mas siempre ubicar correctamente cómo pensamos nuestra actividad yuxtaponiéndola a todos aquellos que no son yo; a la vez que manifestemos un lenguaje que no sea excluyente ni establezca relaciones de superioridad. Quizá esto es muy complicado porque se manifiesta día con día, pero me parece que es parte fundamental del saber vivir.

sábado, 2 de agosto de 2014

Detrás de cámaras

Detrás de cámaras

Elegí el título de 'Detrás de cámaras' porque haré una especie de analogía o metáfora -aunque en momentos deteste las metáforas-. Sabemos que en una grabación -pensemos en el video de una canción- lo que vemos es el resultado, pero hay cosas detrás, cosas que nosotros no sabemos, igual pasa con una organización, pensemos en una especie de grupo de jóvenes que se reúnen porque deben cumplir con actividades a causa de que reciben un beneficio. Hay líderes en ese grupo, que dirigen las actividades, se relacionan con otras personas para llevar a cabo las actividades, pero los jóvenes no conocen de eso. Ese es el detrás de cámaras del que quiero hablar.
  Me ha tocado ver que esos líderes llegan a un punto en que no saben si tiene sentido hacer las cosas por su gente -penemos en el grupo de jóvenes del ejemplo-. Razones para dudar, hay de sobra, tal vez. En ocasiones su gente' -jóvenes, no olvidemos el ejemplo-, no sabe qué hay detrás de lo que el líder hace. Quizás no deban porqué saberlo, creo que en muchos ámbitos es así, uno no sabe lo que hay detrás. Pienso que eso es un error grave, pero hablar de todo el detrás de cámaras, también puede ser un error grave. Explico porqué digo que es un error grave no hablar del detrás de cámaras. Como mencioné, los líderes toman decisiones, se relacionan con otros, etc. Cuando hay decisiones que cambian el rumbo del grupo, los integrantes -los interesados, claro- se desconciertan. No entienden las causas de algunas decisiones, por ejemplo, si existe algún trato con otro grupo de líderes' y de repente ese trato está a punto de deshacerse, cualquiera podría preguntarse porqué está a punto de deshacerse tal trato. Hay causas, algunas son razonables, otras no. Estoy pensando en que las causas que hay -del ejemplo por el cual escribo este tema- son razonables.
  Sé de una líder que siempre se preocupa por su gente, sin embargo esa gente no ve todo lo que hace. Realmente, no tendría porqué preocuparse tanto, pero es una líder. De esos líderes que pintan en la televisión, que ven por su gente y las decisiones son por ellos -por su gente-, sin pensar en lucrar, etc. Si ustedes creen que esas personas no existen, es una pena, porque sí las hay. Y es un gusto trabajar y ser de esa 'gente' que está en manos de una líder con características que en ocasiones pensamos ya no hay en tal puesto. Pienso que los involucrados -no olvidemos el ejemplo de jóvenes- deberían de vez en cuando saber lo que hay detrás de las decisiones de su líder. Ellos creen que las cosas están ahí porque son dictadas por quién sabe quién, pero no es así. Es todo un trámite que no nos imaginamos, incluso son discusiones, soportar caras largas, tal vez hasta insultos. Tal vez de esa manera, se den cuenta que las decisiones y el beneficio que están obteniendo, no es gratis, hay alguien ahí que está mojando la polera -playera- por el bien común de sus jóvenes. Esos líderes son los que deben defenderse, y con esto quiero decir, que así como he expuesto en escritos anteriores que a veces me meto en pleitos' entre jóvenes y policías, peleas en el metro o esas cosas, también vale la pena defender a quien está viendo por tu bienestar. Quisiera decir, que no soy el único, hay más personas que lo harían, por tanto, esos líderes -y la líder en la que pienso- no están solos. En algún momento surge la ayuda.
  Ojalá que algunos se den cuenta de los esfuerzos que ciertas personas hacen por lo demás. No sé si por lo que luchan sea la finalidad y lo bonito de la vida -los líderes, la líder, de los que hablo-, sin embargo, es algo con lo que muchos nos topamos, personas admirables que logran darle un sentido a la vida, no sabemos de sus caídas, de los pleitos que debieron haber enfrentado, quizás deberíamos inmiscuirnos por saber algo de ello, para sorprendernos más. Y finalmente, para que hagamos algo, al menos un poco de apoyo, que en momentos ese poco puede ser suficiente.
 
M. Téllez.


sábado, 5 de julio de 2014

Pensamientos'

Pensamientos'

Es joven, quizás tres años menor que yo. La conocí realizando un cuestionario. Ella fue una de las -y los- que respondieron a ese cuestionario. Desconozco su nombre, incluso su rostro, sólo la he mirado por un minuto -tal vez- sumando los segundos que por momentos la he observado. Hace siete días -luego de verla- pensé: 'ya quiero que pase una semana', pasó eso por mi mente porque así confirmaría que ella toma un curso en aquel lugar, casi a la hora en la que yo me encuentro tomando un curso en ese mismo lugar. Incluso averigué si además de ese día el tal curso al que creí que ella asistía se impartía en otros días, '¿por qué no ir -casualmente- a ese recinto si es el caso que sí se imparte en otros días?' - pensé. No, no se imparte otros días. A esperar' una semana. Pero, ¿para qué esperar'? ¿por qué estoy esperando'? Y no quiero decir que ya la buscaré, porque sería una locura -peor que la de estar delirando' como ahora lo hago- ya que no sé de ella, ni de dónde es, si vive cerca de aquel lugar, nada, ese cuestionario no ocupaba datos personales, ni siquiera un correo electrónico. Pasó una semana. La volví a ver, creo que me miró. Sí, estoy seguro que me miró, pero, ¿y si no me miró? Pues nada-. Si es el caso que nada', ¿por qué me importa? Es claro que quiero conocerla, es claro que llamó mi atención. Pero no le hablé, hace mucho tiempo que no tengo acercamiento con mujeres que me atraen realmente. ¿Cómo que 'realmente'? Sí, en mi caso, sé que hay mujeres que me atraen quizás por su físico, pero de manera muy trivial, hay mujeres que me atraen por su manera de hablar, sus gentilezas' o rudezas', pero no más, es un llamado de atención, sólo eso, es sólo un darme cuenta que tiene alguna cosilla que me atrae, pero es sólo eso: cosilla. Aquí podría decir que es: cosolla. Pero, no se oye muy poético, 'cosolla'. No me imagino contarle esa teoría' propia de la atracción y decirle que sus atributos son cosollas. Bueno, sí me lo imagino, sólo que causando primera impresión, me gustaría otro término, alguno con un sonido más poético, y no 'cosolla' ni 'cosota'. A lo mejor para ella esas palabras son poéticas, pero, al diablo, no sé ni porqué llego a este punto. Ahora pienso: 'tengo que rifarme' dentro de siete días'. Y claro, los 'arrepentimientos' salen: '¿por qué no te rifaste' hoy? No importa, no lo hice. Fue por pena. O por miedo. Quién sabe, no lo hice. Y, ¿qué le diré, además de 'hola'? Como pasa siempre -quizás-, que sea espontaneo, aunque sería interesante planear un discurso, un discurso elegante, no un diálogo, porque en ocasiones el diálogo se desvía y no por nuestra causa, en cambio el discurso elegante puede ser tajante, atacando ciertos puntos para dejarle claro cómo me rifo', y que ha llamado mi atención, claro. Así que tampoco puedo sentirme muy acá', porque no estoy siendo muy acá, si fuera muy acá, le hubiese hablado ahora. ¿Ella pensará en mí? Si es el caso que no, pues nada. Si es el caso que sí, ¿qué será lo que piensa? ¿estará un tanto dudosa por saber si le hablaré? Puede ser, casi siempre he pensado que las respuestas son: no, no piensa en ti. No, no espera que le hables. Nunca he preguntado referente a esas cuestiones con algunas mujeres que conozco. Claro, son distintas, pero el golpe puede causar un dolor similar, al menos eso pienso. Y si fui certero, entonces las probabilidad del dolor aumentan. Aunque ahora la cuestión será ¿cómo sé que ya esos dolores no le afectan? O que tal vez sí le afectan, pero se le pasan, o no piensa en ellos a cada rato. Es complejo. Me queda esperar. Sólo que... ¿si alguien me gana el mandado? Nada, aunque te lo ganen se lo puedes robar, ¿por qué no? Sólo que... si aquel golpe del que gana el mandado fue muy certero, preciso y hasta elegante, se pierde. Esperar. Esperar y no esperar. Esperar porque falta para aquel día, no esperar porque no debo estar atormentando mis pensamientos con estos delirios. Su mirada. Ahora podría empezar a mencionar sus atributos que la distinguen de 'cosillas'. No. Ya pasó un día, es de madrugada, falta un día menos. Falta un día menos.
 
M. Téllez.

martes, 1 de julio de 2014

Múltiples efectos


No me encuentro
cuando estoy sin ti, no me encuentro.
No razono
cuando estás aquí no razono. 
Idealizo
lugares y momentos,
caminando, acostado, escribiendo.
Desesperado
por tocar, acariciar, amar y mirar, así me siento.
Tu cuerpo,
el sitio al que quiero llegar y no abandonar.
Deseo,
y deseo que acompaña mi desesperación.
Ilusiones
por compartir, reír, soñar, experimentar y gozar, por ello surgen.

Admirar un brillo
el de tus ojos.
Contemplar un conjunto
el de tu pelo y tu rostro.
Observar la armonía
de tu piel y tu gracia.
Perderme en los hechos que narra tu voz.

Apreciar el sonido
de tus risas, murmullos, palabras y silencios.
Quedarme atado
bajo tus caricias, tus deseos e ilusiones.
Esperar
por el anhelo de tus labios besar, por ti lo hago.
M. Téllez. 

Una causa


  
Alterado está mi ser
¿Por qué mi mente no puede resolver éstas cuestiones?
¿Por qué al tratarse de ti vigilo más mis acciones?
¿Por qué motivo te tengo tan presente?
¿Por qué hoy día no puedo ser tan contundente?
Confundo el tiempo y lo relativo a él
cuando no estás aquí me parece extenso
cuando no sé de ti me parece inmenso.
Pierdo la noción sintética y consistente
de mis juicios y actitudes más comunes.
Mi imaginación solamente te imagina
mis desvelos son así por causa tuya
mis palabras son así por causa tuya
por causa tuya mis deseos son así.
Son así, también, mis ganas por saber de ti.

Por saber de ti también eres la causa
y el efecto por el cual tú eres causa
es extrañarte porque hoy no sé de ti.
M. Téllez.

domingo, 29 de junio de 2014

Los básicos'

Los básicos'

La selección de futbol de México ha quedado eliminada del Mundial de Brasil 2014. No discutiré sobre su derrota ante Holanda, aunque sería algo divertido', pero no, quiero hablar de otra cosa, de aquellos que critican a quienes hablamos del futbol. Y no exactamente porque su argumento es el de 'todo es cortina de humo', no, sino crítica general, crítica de esas sin sentido, las que hacen sólo los que hablan porque tienen boca.
  Es sabido que hay quienes no son aficionados ni gustan del futbol, hay gente así y que de manera muy razonable se aleja y evita cuestiones relacionadas con ese deporte. Pero hay quienes no, hay quienes están en la misma situación de rechazo, pero opinan. Desde ahí puede que haya problemas, puede que no. La cuestión es ver si opinan de manera razonable o de manera irrazonable. Hay quienes dicen comentarios como 'los pseudointelectuales ya andan hablando de futbol'. No importa qué diga el 'pseudointelectual', si escribe diciendo que está contento -el pseudo...- porque México quedó fuera, o si escribe que está contento porque ganó México, es un 'pseudointelectual' y me lastima la vista' con sus comentarios. Eso dicen algunos, o algunas. Está bien que hagan sus berrinches, pero escribo esto por un caso peculiar, sé de una persona que escribió usando ese adjetivo, y de acuerdo, pues es su página y puede escribir lo que quiera. Sin embargo, yo le pregunto a esa persona -o a los que anden en la misma situación-, ¿por qué relacionas el '''intelecto''' con opinar sobre un deporte? ¿Eres de los que ya salieron de la Matrix, ya vieran la Verdad y quieren revelárnosla? No, gracias... veo tu manera de actuar en la academia, y no actúas de manera a como juzgas. Lo cual es terrible, estando en áreas en donde se encuentra esa persona. Y en esta ocasión, permítanme atacar a esa persona y alejarme de los argumentos. Recuerden que existe el llamado al odio, aquí no será llamado al odio, sino al desprecio. Que me parece justificable, luego explicaré por qué.
  Según expones que los que se sienten 'intelectuales' -y que no lo son, dado el adjetivo que usas- ya andan hablando sobre lo acontencido en el futbol, en especial con la Selección Mexicana. Bueno, ¿a ti qué? Si no te gusta ver tu timeline' lleno de nuestras palabras -de quienes sí gustamos de ese deporte-, pues ignóranos, es lo más razonable que puedes hacer. Ahora, como dije antes, ¿por qué metes el '''intelecto''' en estas cuestiones? Habría que preguntarte qué entiendes por intelecto, si sólo crees que intelecto es cuando almacenas mucha información, eres bueno' en tales y tales áreas del 'saber', pues, no tiene mucha relación con una crítica en el futbol, sabiendo que estamos en terrenos de 'aficionado', de críticos en estrategias, etc. Ahora, y esta definición es donde comienza mi agresión'. Si entiendes intelecto como no sólo a que alguien sepa cosas', sino que de hecho actúe prudentemente, permíteme comentar que eres el pésimo ejemplo para hablar de ello. Te la pasas lloriqueando en todo un semestre escolar, en ningún momento alzas el vuelo' para que uno note que de hecho mojas la polera en la academia, no terminarás la carrera en el tiempo establecido, pero sí te vas de viaje de graduación, disfrutas -porque igual nos contaminas con tus publicaciones que salen en el timeline-, tienes un padrino' en la carrera, te da flojera hacer lo mínimo siendo que te ayuda una gran persona y preparada en su área, y en otras áreas. Pero no, te la pasas lloriqueando, diciendo que estás sola, que no sé qué del amor, eres una débil, no actúas conforme a lo que juzgas...¿ y así hablas de intelecto? Si ya saliste de la Matrix, que se note, porque sólo causas en quien es razonable -o intenta serlo- ese desprecio que solemos sentir por aquellos que sólo critican cuando algo no les cuadra porque no han salido de su comunidad pequeñita, no han salido de sus lloriqueos, se sienten 'intelectuales', y no son capaces de no quejarse de su terrible vida -ajá, terrible saliendo de viajes cuando ni siquiera terminarán a tiempo la carrera-... Me pregunto, ¿quién es el 'pseudo intelectual? Ojalá esa gente se mire y después piense si está en posición de juzgar o no, sea hablando de intelecto, criticando las capaces de una persona etc. Porque es cierto que todos podemos criticar, es muy obvio, la condición -para que todo sea fructífero, en el mejor de los casos, lo ideal- es que se piensen como si ellos de hecho saben del tema o no, si hablan sólo porque tienen boca, se hacen daño a sí mismos y al otro, ya Sor Juana nos dice algo así en su Carta a Sor Filotea. Ojalá dejes -o dejen los que andan en situación similar- de lloriquear, aproveces el apoyo que se nota tienes, para que cuando abras la boca en terrenos que no conoces -porque estoy seguro que nunca has jugado futbol, nunca has corrido hasta el grado de no poder estar sentado a causa del dolor y ocupes estar trotando- no dejes la cagá.

M. Téllez.

martes, 24 de junio de 2014

Defender'

Defender'
El día de ayer me encontraba en una estación del metro, esperando a un amigo. Estaba justo por donde se encuentran los torniquetes de esa estación, había policiías, como es común. Lo que ocurrió me pareció peculiar, y además intervine, ahora les cuento qué pasó.
  Escuchaba música -tenía los auriculares puestos- mientras esperaba a mi amigo, volteaba a las escaleras para ver si lo localizaba, pero no había rastro de este 'weón'. En esos actos de estar volteando, escucho que un policía -que estaba junto con otros dos- le dice a sus compañeros policías 'Vamos, se acaba de pasar un joven sin pagar'. En efecto, un joven como de unos 27 años -quizás- se pasó los torniquetes sin mostrar tarjeta, se pasó sin pagar. Los policiías que fueron a detenerlo eran tres, quizás cuatro. Ahora, cuento los detalles importantes para que no les empiece a hervir la sangre a esos 'revolucionarios' que cuando un policía detiene a alguien, parece que de inmediato es decir que lo está maltratando. Un policía le dijo al joven que no pagó: 'Hey, joven, no puede estar aquí sin pagar', el joven lo ignoró, entonces fue cuando los policías le taparon el paso, y le comenzaron a decir -uno a uno, básicamente- que debía pagar, el argumento es el siguiente: si no pagas, no puedes estar aquí, es el caso que no pagas... ustedes terminen el argumento. Pero, no, el joven no entendía esas palabras, se puso de necio y le empezó a decir a los policías que lo estaban agrediendo, esto lo hizo gritando, y comenzó el forcejeo. Yo no intervine al momento, porque todo aquel drama me resultaba justo. Los policías le decían que si no llevaba dinero, hubiese hablado con alguien, incluso con el policía que permite el acceso a quienes pueden entrar sin pagar, y no, no lo decían en tono de burla, estaban hablando en serio, estaban intentando razonar con este joven. Yo sé que la tarifa a casi nadie -si no es que a nadie- le parece justa, y por tanto algunos se saltan, pero este joven, se pasó sin pagar, enfrente de tres policías, lo detienen, ¿qué resultado espera? y aún más, ¿qué resultado espera si todavía se pone a discutir sin razones y solamente provoca que los policías ocupen el forcejear con él? Seguía la discusión, lo llevaron ya casi a la salida de los torniquetes, hasta que apareció un señor, como de unos 40 años. Este señor le dijo a los policías que él pagaría la entrada del joven. El caso es que el señor sólo llevaba un boleto, y en esa estación sólo se entra con tarjeta. Eso no le importó a este señor, y negoció con los policías, algo así fue el trato: -disculpen, traigo sólo el boleto y sé que aquí no se entra con boleto, pero, se lo puedo dar al joven, lo rompe -el boleto- y así se resuelve esto, ¿es posible? Claro, no lo dijo así el señor, pero grosso modo esa fue la negociación del joven. Los policías aceptaron el trato, le dieron el boleto al joven, pero... ¿qué creen? El joven no rompía el boleto, ya se acercaba un metro, y quiso echarse a correr, entonces los policías forcejearon de nuevo con este muchacho... Los policías ya estaban un tanto estresados, pero en ningún momento lo maltrataron -al joven-, yo estaba a un metro de esa negaciación, como dije, esperaba a un amigo justo por los torniquetes. Seguía aquel pleito, de pronto, apareció un jovencito, como de unos 17 años. Y comenzó a defender al joven de 27 años. Los argumentos de este jovencito fueron: 1) no me parece justo que lo estén maltratando, 2) no me parece justo que le estén gritando. En ambos argumentos se equivocaba rotundamente, entonces fue cuando intervine. Me acerqué al jovencito y le dije: Oye, los policías ya están haciendo su trabajo, entiendo tus razones por querer defender a este joven, pero tú no viste los hechos, el joven ha estado muy necio, no pagó, y hace un momento se quiso echar a correr, ¿eso te parece justo? Me respondió -repitiendo argumentos- que no le parecía correcto que le gritaran, que lo jalaran -al joven de 27 años- etc... tuve que hacerle entender que ya estaba -yo- esperando desde antes que pasara ese desmán, y que el joven de 27 años se había ganado los forcejeos, ¿por qué? Le pregunté que él cómo haría entender a un irrazonable, si ya intentaste razonar con él más de tres veces, pero era necio también el jovencito, no ocupaba escuchar todo su discurso, porque sus palabras empezaban con: "Entiendo, pero..." Es obvio que un 'pero' en esas discusiones' es una negación, por tanto no entendía, si entendiera no usaría peros. La discusión no duró mucho con el jovencito, de hecho sólo le dije eso y me alejé un poco, los policías también hablaron con él, me daban la razón -quizás porque quizás les parece 'raro' que alguien los apoye- y aquel jovencito pareció más razonable que aquel de 27 años. Al final dejaron ir al joven de 27 años, este mismo joven se le acercó al jovencito y le dijo 'Gracias, amigo'. No entiendo por qué gracias, a mi juicio fue como si un delincuente acabando de cometer un crimen te dijera 'gracias'. Sé que los matices son muy diferentes, pero es un necio -el joven de 27 años-, los necios son como animales, y no animales buena onda, precisamente.
  Sé de la inconformidad de varios referente a muchas cuestiones, como el pasaje, por ejemplo, hay maneras de intentar resolver esos problemas, si le hubiese dicho algo a ese joven de 27 años -que yo calculo su edad, claro está-, sería que así como tuvo la determinación de pasar sin pagar -enfrente de tres policías-, hay dos vías probables: seguir de 'revolucionario' y retar a los policías, pero bien, no lloriqueando con '¿por qué me jalonean?', o bien, aceptar que te pillaron' y salirte, y quizás intentarlo de nuevo, ¿por qué no? Pero, en este caso, un señor se acercó a ayudarle, pagando su pasaje, y todavía se pone a hacer dramas, y finalmente a darle gracias a un jovencito que nunca presenció los hechos, que apenas veía la discusión y pensó 'se están pasando con este chavo'. Así no se puede actuar, primero, desconocía los hechos, segundo, no lo estaban maltratando... Tuve la oportunidad de presenciar negociaciones muy buena onda, policías muy buena onda, pues como muchos han visto, policías razonables a veces no hay, de hecho no tendrían porqué ser razonables en algunas cuestiones, como en ésta, por ejemplo, la gente no lo ve, pues parecen animales que cuando suena la campana, comienzan a babear.

M. Téllez.