martes, 24 de diciembre de 2013

Pláticas/sesiones.

Ya casi se acaba el año, sí, aunque no lo crean. En este texto quiero hablarles de una gran experiencia que tuve este año gracias a dos personas muy razonables, sensatas, 'reflexivas', alegres. Se las comparto porque 1) es capricho mío, 2) sé que algunos pueden identificarse con algo así y 3) estas personas se merecen un reconocimiento. Comienzo con esta experiencia.
      Los nombres de las personas a las que les este texto son: Carlos y Mariel o Mariel y Carlos, como gusten. Tuve la oportunidad de conocerlos en el Faro Tláhuac, ellos trabajaban ahí. Cuando los conocí nos impartieron un taller llamado "Proyecto de vida" o "Cuéntame tu historia" o "Proyéctame tu historia", así era conocido el taller. Al inicio, primero por el nombre del taller, me pareció que sería el típico taller o curso de secundaria de la materia "Cívica y Ética", donde te dicen que las drogan son malas, que si tienes relaciones coitales uses condón, etc... Eso que muchas veces nos parece una especie de "pérdida de tiempo" -a menos a quienes tenemos consciencia de las consecuencias, hay quienes requieren de otro tipo de atención, pero no hablaré de eso-. El punto es que no tenía disposición ante el taller y me preguntaba ¿qué voy a aprender aquí que no sepa en lo que he podido leer? Tenía un ídolo, en términos de Bacon. Noté desde el inicio que el taller no era "el típico curso", no, pude darme cuenta que cada uno tenía una tendencia en especial, Carlos me parecía muy bromista, pero bastante directo y esas palabras directas, llevaban más que el provocar la risa, te dejaban dudando y a juicio de varios -también el mío- tenía razón en lo que nos decía. Su tendencia me parecía como si supiera del comportamiento de las personas, las tendencias que pudiera tener una persona, o algo así, luego me enteré que estudió Psicología. Mariel, en cambio -a mi juicio- cuando presentaba un tema se enfocaba más en hacernos reflexionar pero con lo que acontecía en la sociedad -Carlos igual 'usaba' ese 'método', pero con otro enfoque-. Me explico, Mariel nos habló en una ocasión sobre un caso de secuestro -no recuerdo el nombre de la madre que luchó por encontrar a su hijo-. Nos habló sobre cómo cambia un pueblo para irse 'modernizando', nos habló del siluetazo en Argentina, etc. Yo a ambas posturas -la de Carlos y Mariel- realmente no les prestaba mucha atención antes de que ellos nos hablaran de esos temas, sabía de la existencia de temas y enfoques así, pero me parecía que no daban 'frutos'. Estaba bastante equivocado. Les cuento que no solamente lograron hacer dudar y reflexionar al necio que yo era -quizás lo siga siendo, poquito, luego se puede departir eso- sino que también lograron algo que para mí fue genial: consiguieron unir a casi todos los jóvenes que estábamos en ese taller. Desde que yo estaba en el Instituto -unos cinco meses antes de conocer a Mariel y Carlos- siempre estábamos por 'grupitos', como en la escuela, como es común. Carlos y Mariel no sólo nos hablaban de temas "típicos", que mejor dicho, son comúnes, sólo que ellos no los trataban como siempre se tratan, nos dejaban participar con mucha libertad, nos contaban hechos que reflejaban la pluralidad, y eso, es de lo que carecen muchos de los cursos que buscan abordar temas como el 'alcoholismo', 'violencia', 'plan de vida', 'relaciones amorosas', etc. Pero como decía, no sólo abordaban los temas de una manera distinta, hacían las sesiones divertidas, antes de comenzar jugábamos, y estoy seguro que hasta el más 'payaso' del taller se divertía con esos juegos.
    Aprendí mucho de Mariel y Carlos, a veces me quedaba a departir con ellos después de terminar la hora del taller, la mayoría de las veces me iba dudando, y eso es genial, de eso se trata, de dudar. El grupo estaba unido, la mayoría nos saludábamos ya, cosa que antes no hacíamos. Luego se marcharon, sé que por ser fieles a sus ideales, lo cual me enseñó más todavía, ya que no solamente predicaban, también actuaban. Con esto concluyo este tema dedicado a ellos.
   A Carlos le agradezco el haberme causado dudas, que hoy día me han servido para solucionar problemas de la vida cotidiana o conflictos que a veces tengo frente a temas comunes como los que mencioné, y que a la vez lo que le aprendí, se lo he comunicado a quienes se acercan a departir conmigo, siempre siendo fiel a los derechos intelectuales.
   A Mariel quiero agradecerle por habernos enseñado las acciones que hace la gente cuando les quitan algo de su vida. Por mostrarnos cuando aquello que denominamos 'arte' se convierte en una manera de reclamar la memoria de nuestros colegas del mundo, en herramienta para exigir justicia, y no solamente eso, sino también como vía de reflexión, ¿qué haríamos nosotros si nos quitan un ser querido por causa de injusticia? ¿hasta qué punto le buscaríamos? Y todavía otra pregunta ¿le hemos dicho algo de estos temas a nuestros familiares en caso de que seamos nosotros los desaparecidos? 
   A los dos les agradezco mucho por haber escuchado mis razones en algunos temas, por haber unido al grupo en ese periodo y también por causarnos tantas risas, porque íbamos al taller con gusto, sé que no era yo el único que iba con gusto. Ojalá existieran más personas como ellos que buscan desde su 'trinchera' -que en aquel entonces era un taller- aportarle algo a los jóvenes, como la reflexión, la comunicación con los demás, las risas.
Gracias Mariel y Carlos.

M. Téllez.

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