A cada segundo miles de vidas se
encienden, al siguiente, otras miles se extinguen
¿Qué sentido tiene este
interminable carrusel de nacimientos y muertes?
Todo ser que amo y también que no
amo, por el simple hecho de tener vida está condenado a morir. No es justo dar
un regalo para luego quitarlo.
Todo esfuerzo, toda acción se ve turbada por la promesa de la muerte y
ya no sé si es promesa o amenaza, de
cualquier forma nadie escapa.
Aquí estoy, sigo vivo,
dispensable y sin significado, un milagro quizás desperdiciado. Vago por el
mundo con el cruel recordatorio de que todo aquello que un día amé se disolverá
junto conmigo en la nada. Es la gran impotencia, mi único consuelo es que la
eternidad dura lo que el sueño de una noche.
Vivir en un mundo violento,
confuso y obsceno donde el volumen del televisor es proporcional a la soledad
de cada quien, donde el alcohol y otras drogas duras logran mitigar el dolor,
censurar la sensibilidad e incitar a la carcajada, me hace pensar en lo
importante que es reír, pues si uno no ríe la vida se vuelve trágica.
Me gustaría curarme y sonreír,
pero estoy infectado con el virus de la inquietud, ese dolor insensible aunque
inextirpable.
¡Pero basta ya de tonterías!
¿Qué no acaso al preguntarnos por
la muerte, irremediablemente terminamos haciéndolo por la vida?
¿Qué hay de esos momentos
brevísimos, llenos de dicha que justifican la existencia, opacan a la mismísima
muerte y hacen que todo sufrimiento, dolor y desesperanza resulten baratos?
Tu y yo hemos estado allí y hemos
visto que una golondrina sí hace un verano.
No nos apresuremos en afirmar:
“La vida no vale nada”. Sigamos rastreando esos momentos, son migajas que
indican el camino a casa y seamos testimonio de cómo lo único que calma una
infinita inquietud, es una búsqueda infinita.
No temamos a lo desconocido, ni
siquiera al miedo mismo, ya no puede lastimarnos más y afirmemos la vida con un
rotundo Sí.
Un Sí a lo que fue
Un Sí a lo que es
Un Sí a lo que será
Pues al final lo verdaderamente escalofriante
es encontrarnos con que somos, que estamos y que vivimos.
M.J.R.M.
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