jueves, 8 de enero de 2015

No es así

No es así

He visto varias imágenes -tipo memes- referentes a la soledad. También he leído de mis amigos algunas líneas respecto a ese estado' -la soledad-. El mensaje que domina ambas cosas que he visto, es que la soledad es algo 'buena onda' -digamos- pero que luego de un tiempo nos daña, nos aprieta; desesperándonos. No estoy de acuerdo. Me doy cuenta que conforme pasa el tiempo, las personas comienzan a desdeñar las relaciones sociales. Y pienso en una particular: el noviazgo. Está de sobra decir que son minoría -quienes desdeñan-, no me importa saber qué tendencia domina, sólo quiero hacer referencia a que cada vez hay quienes prefieren estar solos o, en su defecto, sólo con amigos. Es una decisión el estar solo. No me interesa -al menos no aquí- la gente marginada. Pienso en alguien que tiene la oportunidad de estar con alguien -como novi@- pero es algo que no desea -es un cuestión en exceso trivial a comparación de la marginación-. Ahora bien, cuando desesperas por estar solo, no tener ese cariño que tu pareja -o parejas- puede brindarte -que en ocasiones es en especie distinto al de un amigo-, es porque olvidas la decisión que tomaste. Es decir, estás olvidando tu condición renovada -digamos-. ¿Por qué renovada? Porque muchos de nosotros crecimos estando con alguien y quienes están solos es probable que se la pasen de fiesta en fiesta. Realmente no me gusta escribir de estas cuestiones, porque es como intentar dar reglas del porqué la gente hace 'x' cosa o porqué se siente de 'y' manera y demás. Esa tarea me parece muy compleja y además, no me interesa. Esbozo algunas cosas -tal vez muy simples- para decirle a quienes creen que la soledad aprieta, que cometen un error. No ocurre que la soledad apriete o nos hiera de vez en cuando. Me parece más razonable decir que por momentos rememoramos una condición que decidimos abandonar. Extrañamos o bien, nos dan ganas de tener a alguien, y es ahí cuando vienen los lloriqueos. Pero la soledad no es causa de ese lloriqueo, somos nosotros, son nuestros deseos. Es nuestra debilidad, y es que olvidamos que somos humanos. Dicho lo anterior, quiero concluir que la soledad no nos lastima. Tal vez nos falta mayor determinación. Claro, para quienes ignoramos el noviazgo o alguna tendencia que nos orille a tener responsabilidades con alguien. Sé que se puede decir más, para intentar dejar claro mi punto -por si es que no lo logré-, pero en estos discursos no me gusta extenderme.

M. Téllez.

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