Silencio
¿Para qué negarlo? Me hice esta pregunta hace un momento. En la noche. Frente al escritorio de la computadora, mientras veía una foto que si no me destrozó' el corazón, sí me removió pensamientos y algunos sentires. Es lo más que diré, respecto a mis lloriqueos; me interesa más decir otra cosa.
Se removieron mis pensamientos y ¿de qué sirve poder hablar con uno mismo si somos nosotros? Qué tontería. Me dieron ganas de hablar con un amigo. Pero, ¿qué hacen los amigos? Al final van a emitir un juicio, un 'consejo'. Yo no quiero un 'consejo'. Quiero su silencio. Quiero que me vean a los ojos, se hayan contagiado o no de lo que les cuente, con o sin haberme comprendido, con sentir o sin sentir tristeza por verme mal, por verme herido. Luego de que me miren, que callen, que escuche su respiración, fuerte y lenta, como cuando pensamos: ¿ahora qué hago? ¿aquí qué se hace? Después que ellos decidan, pero que sea en silencio. Como el silencio que debe haber cuando un fin. Cuando luego de acelerarnos, detenemos y cuestionamos ¿ahora qué? ¿es todo? Y frente al inminente fin, callamos. No es mi fin. O tal vez sí. Aún sigo con esa cuestión. Lo que quiero es el silencio del que venga en mi auxilio. Que vea que poco a poco estoy desvaneciendo. Y que entiendan que la ilusión que muestro en distintos momentos, no es eterna. Que no olviden que soy ínfimo. Que hago porque sé que es mejor. Eso es caer, y entender que no es grave. Tampoco es necesario andar de nuevo. Así nos han educado, pero, ¿quiénes nos educan? y además, ¿ellos quiénes son para decirme cómo es el ciclo del andar? ¿Es que hay un ciclo inmutable? Pero ya estoy dando muchos rodeos. Cuando lo que quiero es el silencio. ¿Para qué queremos silencio? Eso ustedes lo pueden responder, al menos los que saben estar consigo mismos. Y por eso quiero que quien venga a socorrerme, guarde silencio. Quiero compartir mi estar conmigo con él, y que él esté conmigo mientras estoy conmigo. Será mejor que un abrazo. Y entenderá que me pienso derrotado. Entenderá que pienso que todos estamos derrotados. Y que no hay un ciclo. Que es posible que todo esto sea un accidente.
M. Téllez.
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