¿Gustas? Yo no.
Día normal. Trabajo, no dormir más. Día normal. Olvidarme de mí para pensar en ella, en él, en ellos. Día normal. Entregando mi ser, o lo quedaba de él para servir a sus más estúpidos caprichos. Día normal. Báñate rápido, cepíllate, péinate, arréglate…para que no lo noten. Día normal. Ir caminando a prisa por el retardo originado hace unos muchos minutos atrás. Día normal. Mezclarte entre multitudes que sufren el mismo mal. Día normal. Darte cuenta de que necesitas boletos, esperar. Día normal. Escuchar siempre las mismas canciones durante el tedioso recorrido. Día normal. Entrar al vagón atascado de perfumería barata. Día normal. Roces de cuerpos no deseados. Día normal. Apatía ante los otros, apatía hacia ti. Día normal. Compactarte durante el traslado necesario, rutinario, necesario, enfermizo, necesario. Día normal. Llegar a la estación más cercana a la cárcel, digo, al trabajo. Día normal. Salir con ellos, ellos que no conoces pero que van hacia el mismo lado. Día normal. Ser arrastrado por esa marejada de gente apresurada. Día normal. Salir de aquella terminal con dificultades para conectar esas ideas que andan sueltas por la cabeza, aquellas ideas que surgen y mueren antes de que las notes. Día normal. Subir esas escaleras trabajosamente, te duelen los pies. Día normal. Subir y subir, nunca terminan. Día normal. Respirar trabajosamente… ¡Sigue fumando! Día normal. Salir y comprar un cigarro, de esos…de los que “saben rico”, de esos de los que causan esterilidad. Día normal. Fumar y sentir que el viento te roba bocanadas de valioso tabaco, nicotina, alquitrán… Día normal. Arrojar el humo esperando que a ningún otro le afecte, sueñas demasiado, hoy te preocupan los otros, hoy piensas en ellos y aunque lo dudes, en ti. Día normal. Caminar, caminar y caminar, tienes ya trazado tu camino, no piensas hacia dónde ir, ya está premeditado. Día normal. Tienes una excelente compañía: tu cigarrillo que se termina rápido. Día normal. Tus audífonos que esconden tus orejas y tienen un color llamativo: rosa fluorescente. Día normal. Te incomodan esas miradas dirigidas hacia tus cubrecabezas. Día normal. En el fondo era lo que deseabas: que te vieran. Día normal. Caminas y aún no se termina el tabaco, ni quieres que esto suceda. Día normal. Semáforos que tardan 80 segundos para darte el paso, conviertes en minutos… ¡Estúpidas matemáticas! Día normal. Esperas. Día normal. Ya, puedes proseguir, el cigarro ha llegado a su fin, el delicioso fin, no valorado por algunos, lo más excitante para ti. Día normal. Sentir el calor que se escabulle por el filtro ahora amarillo, esa sensación de ser fuego por un segundo, te incendias. Día normal. Exhalas, se ha ido. Día normal. Caminas aún, esperas que acaben ya esas grandes calzadas enmarcadas por aparadores bien estructurados, bonito diseño, bonito producto, “bonito” precio, retiras la vista de ellos, sientes que por ver tendrás que pagar de igual modo… Más vale decir aquí corrió, que… Recibir estados de cuenta imposibles de pagar. Día normal. Camino viendo hacia enfrente, esperando no chocar con alguna mirada abrumadora. Día normal. ¡No me veas! Día normal. Esquívala, sólo puedes hacer eso ahora… ¡Ya! Día normal. Bajar la mirada por 2 segundos y levantarla de nuevo para percatarte que aún te observa, volteas hacia otro lado…pero ¿hacia dónde? Día normal. Levantas la mirada, ya no están, se han ido esos ojos asesinos. Día normal. Caminas y sueñas…digo, total, soñar no cuesta nada y pues, nada traigo en la cartera, ya veré cómo me regreso a casa. Día normal. Deja de pensar en eso, ni siquiera al trabajo has llegado… Pereza o temor. Día normal. Temor. Día normal. ¿Pereza? Día normal. Caminas y ves por fin aquel reloj en la esquina, la señal de que has llegado vivo al lugar indicado… 10:45 ¡Ya me despidieron! Día normal. Apresurar el paso y notar que ellos no han llegado. Día normal. Respiras y surge el alivio por un instante, saludas a la gente que dice conocerte, sonríes, te sientes aceptado. Día normal. Hay una silla… Día normal. Siéntate. Día normal. Ahí viene la señora que vende desayunos, es multiusos… vende cereal con leche, fruta, jugo de naranja, gelatinas, café, pan, tortas…no traes dinero. Día normal. –“¿Gustas algo?”. Día normal. –“No señora, muy amable, gracias”. Día normal. Las tripas se pelean dentro de ti y tu boca seca está, tragas saliva…o lo que debería serlo. Día normal. Pláticas diarias sobre el mismo tema… nada especial, sólo me quejo, no sé hacer más. Día normal. Ella se queja, creo que aprendió de mí. Día normal. Espero una, dos, tres horas… no aparecen. Día normal. Tres horas y media después llegan. Día normal. Sonríes obligadamente. Día normal. Entras a la joyería…o intento de… Día normal. Acomoda, limpia vidrios, barre, trapea, sonríe, vuelve a limpiar, ve a lavar trapos, sonríe, regresa, lava mercancía, vende, sonríe de nuevo…sonríe… ¡Que sonrías te digo! Día normal. Cuatro de la tarde, tengo hambre. Día normal. A ellos no les importa lo que me ocurra ¿Debería? Día normal. 5:30 p.m. Día normal. –“¿Ya comiste?” –“No señora” –“¿Y qué esperas?” Día normal. Molestia, desesperación, es estúpida, ella lo sabe. Día normal. Comer. Día normal. Desearías estar con la dulce abuela, aquella que te hace tu almuerzo, la extrañas como nunca…callas. Día normal. Terminas…o medio terminas. Día normal. –“Llévale esto a…”, –“Ve a la tienda por…”, –“Apúrate”, –“Tú, tú, TÚ." Día normal. Te usan de todo, esclavo moderno eres hoy, siempre lo has sido.6:30…Hora y media más… ¿Quién te manda a ser amante de la libertad y al mismo tiempo de la necesidad? Día normal. Sigues limpiando lo limpiado antes. Día normal. 7:00 A guardar todo… desorden, desesperación, discusiones entre ellos, tú te haces como que la virgen te habla. Día normal. Eres un robot. Día normal. Terminas… ¡Ah! Se olvidaba cubrir aquellos anillos, ni te emociones, quedan otros minutos por compartir con ellos. Día normal. Me voy. –“Nos vemos mañana”, –“Adiós”, -“Buenas noches señora, señor”, -“Con cuidado”… Hipócritas, como si les importara. Día normal. No traes más que un bendito boleto del metro que encontraste en el abismo de tu bolsa floreada, feliz eres ahora, libre y con el poder en un pedazo de cartón. Día normal. Caminas…y llega el calambre no anunciado: -“¡Puta madre!” –piensas. Aguardas, duele. Día normal. Sigues con la huida cojeando. Día normal. Quieres llegar a casa. Día normal. Quieres un cigarro pero como dijo el tuerto… ¿Con qué ojos? Día normal. Te fumas tus recuerdos, exhalas olvidos. Día normal. Dueño de tu mente ahora, es lo que importa. Día normal. Entrar al subterráneo, observar, quitarte la bolsa para que pase por ese escáner chistoso, pasar tú por el detector de mentiras… ¿o de metales? Día normal. Suenas… ¿Qué más da? Día normal. Nada pasa, tomas tus cosas, bajas las escaleras, llegas del otro lado, esperas. Día normal. Vagones atascados, no importa, quieres, deseas, anhelas llegar a tu guarida. Día normal. Subes, ya sabes, las mismas canciones, tararear, mirar, esperar, bajan y suben personas, parecemos sardinas. Día normal. Estación deseada a la orden, bajas. Día normal. Escaleras y escaleras…no podrán detenerme. Día normal. Lo logras, mares de gente, atraviesas. Día normal. Caminas y caminas…y caminas. Día normal. Planeas estrategias para matar a esa señora que se autodenomina “tu patrona”…de nada sirve, jamás lo harás. Día normal. Es gracioso pensarlo, imaginarla ensangrentada, que diversión la tuya. Día normal. Lo ignoras. Día normal. Llegas a casa, ves a esa persona especial que hace que tu día tenga un buen final. Día anormal. Te saluda, te abraza, te acaricia, te posee. Día anormal. Flotas, tus pupilas se dilatan. Día anormal. Platican y nada más existe a su alrededor. Día normal. Debes continuar por el camino aquél, te despides, adiós. Día normal. Entras a casa con ese brillo especial que sólo puede causar un instante tan peculiar. Día normal. Saludos, resumen del día, quejas de nuevo, apapachos. Día normal. Buscas un lugar dónde dormir. Día normal. Lo hayas, el sueño te posee, y lo único que deseas es que el mañana no llegue.
Ixchelt Hernández