Desconcertante
Es impresionante lo que pueden causar aquellas cosas que llamamos 'emociones'. A veces parece que la voluntad está sometida a las emociones. Y puede ser, pero se ha dicho que no podemos estarnos moviendo con ese dominio de la emoción, hay distintas emociones, y ninguna es buena en sí misma. Quizás por eso lo adecuado es producir una buena voluntad, como a lo que nos invita Kant. Lo deseable es actuar siendo razonable, no solamente racional. Deberíamos tener a la mano siempre buenas razones que justifiquen nuestros actos, y con -buenas razones- hay que entender como aquellas cosas que suponemos los otros también aceptarían. Puede ser posible, a menos que sea exigirles -exigirnos- mucho. El problema queda. Menciono esto por algo que me causó el capítulo de una serie y algo que experimenté. Les cuento.
La serie a la que me refiero es "Sherlock Holmes" -donde Benedict Cumberbatch es S. Holmes- y el capítulo, no logro rememorar su título,es el primero de la segunda temporada. Lo que me llamó mucho la atención, fue ese acto en que una 'extorsionadora', digamos, involucra 'sentimientos' con S. Holmes. Y pareciese que S. Holmes con ella también involucra algo. Sin embargo, al final te percatas que las acciones de Holmes fueron meramente con un plan de por medio, que uno pensaría, solamente seguía el juego de seducción de esa 'extorsionadora'. Ese hecho complejo es el escenario, digamos, otro factor es la actitud de Holmes, siempre es el genio de la deducción. Quizás más de uno quisiera ser así, con fines perversos quizás, o por presumir, como el caso de Holmes. Lo que quiero plantear es que pensé "es cierto, de hecho quisiéramos ser así de -racionales- y evitar el problema de los sentires -las emociones-". En seguida me cuestioné, ¿y eso de hecho ocurre? De inmediato me respondí: no. Nos afecta desde que critiquen algún esfuerzo que hayamos hecho, hasta problemas con la pareja, la muerte de un ser conocido, no entender porqué nos tratan de cierta manera y a otros de otra manera, etc. Los escenarios anteriores, sé que pueden ser superados si nos preparamos para el dolor, hay textos -como los de Epicuro o también el manual de Epicteto- que si son tomados muy en serio, la visión hacia los problemas puede cambiar. Así es la Filosofía. Ahora bien, al pensar en que de hecho no es así, no pude evitar pensar en mi caso. Brevemente, soy en ocasiones lo que denominan como alguien 'frío', serio y quizás amargado, al menos así siempre se expresan de los que no entendemos el porqué del humor tan barato o trivial. Ante tal frialdad', tampoco concibo el sufrimiento absurdo que padecen algunos, siendo que se puede evitar o superar. Cuando vi ese escenario de Holmes, pensé "quizás yo tampoco involucre sentires si tengo un plan". Pero... agrego otros factores que me hicieron titubear respecto a esa sentencia mía: la chica que conoce Holmes es inteligente, además de atractiva, lo hace dudar y desconcertarse... ¿quién no cedería ante tales atributos? Con el simple hecho de dudar y causar desconcierto, están provocando ya algo en uno, sencillamente están haciendo temblar los cimientos epistémicos que podamos poseer, y eso para alguien que usa la cabeza -la mente, procesos de deducción, suposiciones, creencias, inducciones, etc- es terrible, y a la vez es emocionante. Tal escenario de desconcierto causado por alguien más, me ocurrió. Regularmente me fijo mucho en cómo actúan quienes me rodean, departiendo vas enlazando causas con efectos, las causas pueden ser hechos que hayan vivido las personas con quienes platicas y los efectos las ideologías que van teniendo respecto a varios escenarios. Todo ese tipo de creencias que te vas formando, por algún motivo -la conexión necesaria, diría Hume- las enlazas y si te topas con alguien que tenga ideologías o comportamientos semejantes con alguien que ya hayas 'analizado', se las atribuyes, y no, no es estereotipo, hay variantes, es lo genial de no crear libros con características de comportamiento, sino que sigues observando y departiendo. Pero, todo esto, se va por la borda cuando te topas con alguien que reta tus deducciones, te desconciertas, te emociona saber porqué ocurre eso, pero al no encontrar un patrón, te sientes perdido, e intrigado, con ganas de conocer el problema, y la solución. Quizás a Holmes eso le ocurrió y al final rememoró acciones que hizo pero con otro fin, de cualquier manera se desconcertó, no pudo evitar el problema del dominio de la emoción. Es interesante cómo alguien o algún hecho te logra desconcertar. Sobre todo si eres crítico o 'amargado', al estar pensando varias cosas, como causas y efectos, escenarios posibles sobre cualquier cosa, prácticamente en teoría no te sorprende algún hecho, y puede ser que no solamente pase en teoría, de hecho no te puede sorprender pues ya lo habías sopesado. ¿Entonces qué ocurre cuando alguien te otorga una variable distinta a las que conoces? A la conclusión que llegué -si es que se le puede llamar conclusión- es que es algo diferente. Estamos acostumbrados ya a cualquier cosa, despertamos, queremos seguir durmiendo, desayunamos, etc... ¿qué hacemos de grandioso? Quizás aquí intervergan los juicios de gusto y juicios de gusto maximizados, según Téllez. Pero eliminemos esos juicios de gusto maximizados ¿qué queda? Una rutina. Pero sigue la duda, ¿cómo es posible que algo -diferente- haga temblar cimientos tan fuertes como el de creencias? Yo no sé qué responder, y por eso me interesó ese capítulo de S. Holmes, porque es grandioso que esos cimientos se muevan, y ya no solamente para intentar responder un problema que bien puede ser epistémico, sino porque el sentir queda ahí, y por el momento, no sé si es posible que no esté ahí. De hecho, ese sentir que queda ahí, puede ser el motor para hacer. Pero habíamos dicho al inicio que no es tan adecuado actuar por emociones -sentires-.
M. Téllez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario