Divagaciones de café
Ayer salí con uno de mis mejores
amigos a tomar café (práctica que se ha vuelto ya muy nuestra), nos pusimos al
corriente en lo que aconteció durante el período que no nos habíamos visto.
Entre pláticas, tocamos el tema del noviazgo de otro amigo y tomamos eso como
puerta de entrada a una noche llena de preguntas y posibles respuestas. Sucede
que comenzamos a hablar sobre la infidelidad en el noviazgo e intentamos
encontrar posibles respuestas para justificar nuestra postura ante esto. Al principio
parecía que estábamos profundamente en desacuerdo pero después de buscar buenos
argumentos para justificar esto, nos dimos cuenta de que en realidad no estábamos
totalmente en desacuerdo pero tampoco a favor.
Todas los argumentos que se nos
ocurrieron para desaprobar la infidelidad tendían a ser un tanto egoístas, es
decir, nos parecía reprobable por sabernos expuestos a estar en la situación
del que sale perjudicado. Al ponernos en su lugar, era sencillo sentir
reprobación pero analizando esto, nos dimos cuenta de que la respuesta era sólo
egoísta porque nos orillaba a tratar de no ser infieles para no dañar a
terceros por el deseo de no ser dañados. Es decir, esa primera respuesta
correspondía a aquella popular máxima: “No hagas lo que no quieres que te
hagan.” Así, atendíamos al Espectador
imparcial propuesto por Smith, es decir, ponerse en los zapatos del otro.
Nos percatamos de que las leyes sólo “castigan” si hay infidelidad en el
matrimonio porque en México se practica la monogamia pero, ¿qué hay con los 47
países en donde es legal la poligamia? ¿Están haciendo mal o no? Es decir, no
están violando las reglas de su país…
Entonces, si nos regimos por el
respeto a las Leyes, encontraríamos que la infidelidad en México es peor vista
si se da en el matrimonio, parece ser que los noviazgos no se toman muy
enserio. Así mismo, también es un factor importante la edad: parece ser que
mientras más joven eres está mayormente justificado ser infiel. Entonces, la
reprobación ante la “infidelidad” es algo meramente cultural o se justifica
sólo si abandona el status de infidelidad (que la RAE define como: 1. adj. Falto de fidelidad ‹‹http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=infiel›› y fidelidad como: 1. f. Lealtad, observancia de la fe que alguien debe
a otra persona. ‹‹http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=G9z7g9cCxDXX2fkBY3cB››)
para convertirse de una relación monógama a polígama.
Esto nos arrastró hacia otra
dirección: ¿por qué somos amables con las personas? Nuestra respuesta fue igual
a la anterior: “Porque si yo estuviera en los zapatos, me gustaría ser tratado
bien. Trato bien para que me traten bien.” Aquí también se pretende conseguir
el bien personal.
La misma pregunta surgió con respecto a la caridad y la respuesta fue similar: “Porque al ayudarlo, considero que estoy llevando a cabo un acto de redención.” “Tal vez para que otros vean que soy caritativo.” “Porque si yo estuviera en esa situación…” Y todo apuntando siempre a asegurar nuestro bienestar social, es decir que somos buenos con otros porque parece que queremos asegurar la aceptación social y el buen trato de aquellos para nosotros. Por esto es común que muchas personas cambien su forma de comportarse cuando están con diferentes personas aunque no considero que sea lo ideal.
La misma pregunta surgió con respecto a la caridad y la respuesta fue similar: “Porque al ayudarlo, considero que estoy llevando a cabo un acto de redención.” “Tal vez para que otros vean que soy caritativo.” “Porque si yo estuviera en esa situación…” Y todo apuntando siempre a asegurar nuestro bienestar social, es decir que somos buenos con otros porque parece que queremos asegurar la aceptación social y el buen trato de aquellos para nosotros. Por esto es común que muchas personas cambien su forma de comportarse cuando están con diferentes personas aunque no considero que sea lo ideal.
Si hacemos caso a Hume diremos
que la razón no nos sirve para nada en Ética sino los sentimientos. Al ser las
pasiones las que mueven a los humanos y no la razón, la segunda será siempre
esclava de la primera. Los que nos motivan a actuar son el placer y el dolor,
por lo tanto, son las pasiones y no la razón las que nos motivan. La razón
informa a las pasiones sobre si los objetos que persiguen existen y cuál es el
camino más corto para conseguirlo pero ésta no puede juzgar o criticar a las
pasiones ya que las pasiones son naturales. Los humanos, al ser agentes morales
somos susceptibles de sentir aprobación o desaprobación.
Para Hume la moralidad es más
algo que sentimos que algo que juzgamos. A través de los sentimientos morales
podemos decir qué está bien y qué está mal. Sabremos dónde se encuentra el
vicio sólo si aprobamos o no cierta acción desde nuestros sentimientos. Es una
cuestión de hecho, es decir que se encuentra dentro de cada persona y no en el
objeto, sin embargo, ninguna verdad de hecho puede proveer base para juicios
morales. Entonces, parece imposible pasar del ser al deber ser, ya que como
diría Hume al hacerlo estamos cayendo en una falacia.
Pero, al ser esta una postura
subjetivista parece que en los seres humanos no hay alguna pasión por los
intereses públicos, es que decir que no existe una pasión general y universal,
ya que no amamos a toda la humanidad sino sólo a algunos particulares, los más
próximos a nosotros. A pesar de esto, existe esta pasión y es a través de la justicia que actúa para
lograr el bien público: Sin reglas de justicia no habría estabilidad. Sin
estabilidad no habría propiedad.
Así, se necesita de la justicia
(que es la única virtud racional para Hume), a la que la seguimos porque somos
conscientes del daño que nos causa que los demás no sigan las reglas. Pesa más
un beneficio a largo plazo que logro al someterme a las reglas que un beneficio
a corto placo logrado al romper las reglas. Y llegamos también a darnos cuenta
de que este es un argumento egoísta.
Entonces, ahora la pregunta es:
¿es malo ser egoísta? De serlo, ¿por qué lo es? Y de no serlo, ¿por qué no lo
es? ¿Hasta qué punto es bien visto socialmente ser egoísta? ¿Por qué el
cristianismo ve mal ser egoísta?
Esto quedará pendiente para otra
sesión de café con mi amigo Milton. Ya les estaré contando sobre las divagaciones que surjan en nuestras charlas de café.
Ixchelt Hernández
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